El sinuoso camino hacia la recuperación mundial atraviesa una maraña de riesgos

Aunque 2021 fue un año de sólida recuperación económica, esa recuperación no fue ni universal ni completa. Desgraciadamente, las perspectivas para 2022 parecen ahora peores que las previstas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) el pasado mes de octubre: los principales culpables, según ha afirmado, son la variante ómicron de Covid-19, la escasez de suministros y una inflación inesperadamente alta. Las rebajas en las previsiones son particularmente pronunciadas en el caso de EE.UU. y de China. La incertidumbre es grande, con los riesgos concentrados a la baja. Sobre todo, es más fácil argumentar que el caso de referencia del Fondo es demasiado optimista más que pesimista.

A continuación presento mis conclusiones de la Actualización de las perspectivas de la economía mundial (WEO, por sus siglas en inglés) del FMI. Hace un año, el Fondo preveía un crecimiento económico mundial en 2021 del 5,5%, con un crecimiento de los países de altos ingresos del 4,3%. Ahora estima que el año pasado el crecimiento mundial fue del 5,9%, con un crecimiento en los países de altos ingresos del 5%. La mejora en los países emergentes y en desarrollo fue mucho menor: hace un año, se pronosticaba un crecimiento del 6,3% en 2021, frente al 6,5% que ahora estima. En general, ha señalado el Fondo, si hubo mejora de los resultados en 2021 con respecto a lo previsto a finales de 2020 dependió de que se alcanzaran altos niveles de vacunación: las vacunas son tanto una política económica como una política sanitaria.

Las rebajas en las perspectivas para 2022 desde octubre del año pasado no son dramáticas: se sigue previendo que la economía mundial crezca a una tasa superior a la tendencia del 4,4%, con los países de altos ingresos creciendo al 3,9% y los países emergentes y en desarrollo al 4,8%. Las rebajas son de 0,5, 0,6 y 0,3 puntos porcentuales respectivamente. Y las rebajas son particularmente pronunciadas en el caso de EE.UU, con una previsión de crecimiento para 2022 -reducida en 1,2 puntos porcentuales- del 4 por ciento, y en el de China, con una previsión de crecimiento -reducida en 0,8 puntos porcentuales- del 4,8%.

Los principales factores que explican la rebaja en EE.UU. son la eliminación del paquete fiscal del programa "Reconstruir mejor" del escenario base; la retirada más brusca de lo previsto de la acomodación monetaria; y la escasez de suministros. En China, son las disrupciones provocadas por la política de "cero Covid" y las tensiones en el sector inmobiliario.

Mucho más importantes que estos pronósticos son las suposiciones en las que se basan. El Fondo supone, de manera crucial, que la pandemia estará controlada a nivel mundial para fines de 2022. Esto implica que se logrará la vacunación en la mayoría de los países y que las vacunas seguirán siendo eficaces. El Fondo también sigue en el "equipo temporal" con respecto a la alta inflación, aunque será peor y durará más de lo que se anticipaba anteriormente, tanto según él mismo como según la mayoría de los pronosticadores. Sin embargo, su historia sigue siendo la de limitaciones a corto plazo y de expectativas de inflación bien ancladas: la previsión es que la inflación en los países de altos ingresos promediará un 3,9% en 2022 antes de disminuir en 2023. El Fondo también supone que China logrará estabilizar su economía exitosamente.

Los riesgos se encuentran a la baja, como también lo ha señalado el Fondo. Uno de los riesgos es que no se logre controlar el coronavirus. La tarea más urgente es conseguir que la vacunación sea eficaz, lo cual supone un reto para los científicos, para las empresas y para los sistemas sanitarios. También es crucial ganar y mantener la confianza del público.

Otro riesgo es que la inflación no se controle rápida o fácilmente. En efecto, es fácil señalar choques específicos, en particular los precios de la energía, como la causa inmediata de la inflación. En 2021, según el Fondo, los choques de suministros redujeron la producción mundial en 0,5 puntos porcentuales y aumentaron la inflación en un punto porcentual. Pero hay otros factores adicionales.

Los datos sobre el mercado laboral estadounidense son especialmente desconcertantes, ya que el empleo y la participación en la fuerza laboral son bastante bajos, mientras que otros datos, sobre todo los relativos a los costos laborales y a las tasas de abandono laboral, sugieren que los mercados laborales están competitivos.

Es razonable suponer que los cuellos de botella en los suministros se aliviarán, ya que los precios altos son, en sí, el incentivo para mayores suministros. En el caso de la energía, los precios pudieran permanecer altos, pero estabilizarse o incluso empezar a bajar. Sin embargo, dado que la política monetaria y las condiciones financieras son excepcionalmente relajadas en comparación con los estándares históricos, todavía pudiera ser necesario un sustancial endurecimiento para estabilizar la demanda

El Fondo ha supuesto que las compras de activos por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense terminarán en marzo, y que habrá "tres aumentos de tasas tanto en 2022 como en 2023". Puede que eso no sea suficiente, aunque también pudiera ser demasiado. Históricamente, la desinflación a menudo ha conducido a recesiones. Se puede añadir que si el rebasamiento de la inflación es grande y prolongado, la nueva doctrina de objetivo de inflación media causará problemas. ¿Apuntará la Fed a una inflación inferior al dos por ciento, para compensar cualquier rebasamiento?

Tal como lo ha añadido la actualización del Informe sobre la estabilidad financiera mundial (GFSR, por sus siglas en inglés), los mercados financieros muestran "valoraciones estiradas", un bonito eufemismo. 

El endurecimiento de la política monetaria, posiblemente a un ritmo más rápido y a niveles más altos de lo anticipado, pronto nos diría quién ha estado 'nadando desnudo en nuestros océanos financieros'. 

Estos riesgos financieros son particularmente importantes para los países emergentes y en desarrollo. Una gran interrogante pudiera ser entonces saber si somos capaces de manejar las dificultades financieras.

Más allá de esto, existen evidentes riesgos geopolíticos y climáticos. No hay más que ver el embrollo entre Rusia y Ucrania. Una cuestión especialmente interesante es cómo gestionar un mundo en el que la mayoría de los países han decidido vivir con Covid, mientras que China ha decidido suprimirlo. Esto sugiere un cierre permanente de las fronteras a la circulación de personas. Esto sería el equivalente a una cortina de hierro: una cuarentena de hierro.

En general, es de esperar una recuperación continua, aunque a un ritmo más lento del previsto hace unos meses. Pero también se nos han recordado los riesgos. Éstos son marcadamente a la baja. Además, la "normalidad" a la que podemos volver no es la antigua. El mundo ha cambiado.

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