LOS DESAF OS

La desigualdad y marginalidad, la improductividad, la necesidad de encarar reformas políticas y la integración entre países y bloques económicos aparecen en escena como puntos a resolver.

Pobreza y desigualdad social Por Lorenzo Sigaut Gravina, economista Jefe de la consultora argentina Ecolatina.América latina mejoró sus indicadores socioeconómicos en el nuevo milenio: redujo la pobreza, el desempleo y la inequidad en la distribución del ingreso. Salvo por el cimbronazo de la crisis internacional a fin de 2008, la región experimentó entre 2003-2013 un período de crecimiento, impulsado por la expansión del comercio, el bajo costo del financiamiento externo y mejoras de los términos de intercambio.
Pero, en los últimos años, las condiciones externas dejaron de ser tan favorables y los problemas internos (déficit fiscal y externo) emergieron en los países que no utilizaron con prudencia sus recursos. A partir de 2014, la región dejó de crecer a tasas elevadas y varios países enfrentaron situaciones críticas. El reto es cómo mejorar la situación social en un contexto económico menos benigno. El margen de maniobra fiscal se acotó: la única forma posible de consolidar el camino iniciado a principios del siglo XXI es implementando políticas públicas precisas y efectivas.En búsqueda de la productividad laboral Por Gerardo García Oro, investigador a cargo de Empleo y Política Social del IERAL, de la Fundación Mediterránea.América latina registra una brecha externa respecto a la productividad, como resultado de la asimetría en capacidades tecnológicas, en relación a la frontera que fijan las mejores prácticas internacionales. La innovación tecnológica es clave para promover el cambio estructural que favorezca la diversificación e incremente la productividad. La baja productividad es uno de los factores que limita la creación de valor agregado y dificulta poder alcanzar un crecimiento sostenido.
Un componente del cambio estructural para América latina consiste en transferir mano de obra de sectores de baja productividad, y que suelen presentar altos niveles de informalidad, hacia actividades de mayor productividad y capaces de generar encadenamientos productivos y transferir conocimientos. La coordinación en la instrumentación de políticas públicas en favor de la productividad debiera ocupar un rol clave en una estrategia de cambio estructural para el desarrollo.El contexto internacional Por Sebastián Maril, analista de la política estadounidense en Research for Traders.Los gobiernos proponen cambios fundamentales a la esencia de una nación solo cuando la sociedad está dispuesta a aceptarlos. Cuando estos son utilizados al extremo, surgen movimientos nacionalistas y populistas que atentan contra ellos. Donald Trump es la reacción a una transformación casi imperceptible que EE.UU. experimentó en los últimos 30 años. El mundo no conoce el EE.UU. rural que votó a Trump. Las grandes urbes, que votaron a Hillary Clinton, no representan los valores que llevaron a este país a convertirse en una superpotencia ni practican las tradiciones de una nación orgullosa de su historia. La primera economía votó a una persona que tiene un mandato de ser un país individualista sin ganas de hacer nuevas amistades, especialmente al sur.
Si los países latinoamericanos fracasan en su intento de mantener una relación sin enfrentamientos con EE.UU., sus economías sufrirán y se verán obligados a buscar nuevos horizontes comerciales.La reforma políticaRigor en el diagnóstico, no atarse a la coyuntura y evitar los espejismos son clave al implementar cambios en los sistemas políticos en América latina, según Kevin Casas-Zamora, del Inter-American Dialogue. De acuerdo a su análisis en Reformas Políticas en América latina: tendencias y casos, de la OEA, la democracia es propensa a los riesgos de la desilusión. Coexiste con una tradición política caudillista, refractaria a las instituciones y cundida de inclinaciones autoritarias. Las características del sistema presidencial y de los sistemas de partidos aumentan la probabilidad de sufrir parálisis. Las democracias navegan entre el riesgo del inmovilismo y la deriva autoritaria, entre vetocracia y autocracia. Para el autor, la falta de razonamiento sistémico y el carácter coyuntural de los cambios se muestran en algunas de las tendencias de reforma política latinoamericanas. Advierte que hay sociedades civiles más activas, medios de comunicación que representan intereses sociales, y redes sociales que articulan intereses en movimientos de protesta. La función de representación y transmisión de demandas sociales está atomizada.
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