Este ejercicio físico disminuye el riesgo de sufrir demencia senil
Adopta el hábito que podría salvaguardar tu salud cerebral a largo plazo. Descubre cómo un ejercicio cotidiano puede ser clave en la prevención de la demencia senil.
A medida que la población mundial envejece, la demencia senil se ha convertido en una preocupación creciente. Las cifras muestran un aumento en el número de casos de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, recientes investigaciones han arrojado luz sobre una estrategia prometedora para prevenir o retrasar la aparición de estos trastornos: el ejercicio físico regular.
Puntualmente, un reciente estudio en inglés -destacado por la asociación AARP- determina que los adultos mayores que dieron cerca de 9800 pasos diarios disminuyeron a la mitad el riesgo de sufrir demencia. Sorprendentemente, aquellos que caminaron solo 3800 pasos al día también vieron reducida su probabilidad en un 25%.
Caminar: el guardián de la salud cerebral
Diversos estudios han señalado que caminar de manera regular y sostenida puede ser la clave para proteger nuestra salud cerebral. Aquí te contamos por qué:
Mejora la circulación sanguínea: caminar aumenta el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluido el cerebro. Esto garantiza que el cerebro reciba el oxígeno y los nutrientes esenciales para su correcto funcionamiento y mantenimiento.
Estimula el crecimiento neuronal: las investigaciones han mostrado que el ejercicio regular, como caminar, puede fomentar el crecimiento de nuevas neuronas, un proceso conocido como neurogénesis. Estas nuevas células cerebrales son esenciales para la memoria y el aprendizaje.
Reduce el estrés: caminar, especialmente en áreas naturales, tiene un efecto calmante y puede disminuir los niveles de hormonas relacionadas con el estrés, como el cortisol. El estrés crónico ha sido vinculado con la disminución del volumen cerebral y el riesgo de demencia.
Fomenta la liberación de neuroprotectores: caminar regularmente estimula la liberación de sustancias químicas en el cerebro que actúan como neuroprotectores, ayudando a prevenir el daño neuronal.
¿Cómo incorporar la caminata en tu rutina?
Establece una meta: comienza con caminatas cortas de 10 a 15 minutos al día y, gradualmente, incrementa la duración hasta alcanzar al menos 30 minutos diarios.
Varía el escenario: siempre que sea posible, opta por caminar en parques o áreas naturales. El contacto con la naturaleza amplifica los beneficios de la caminata.
Hazlo social: caminar en grupo o con amigos no solo hace que el ejercicio sea más agradable, sino que también fomenta la consistencia al convertirlo en una actividad social.
Prioriza la comodidad: usa zapatos adecuados y ropa cómoda para evitar lesiones y maximizar los beneficios de la caminata.
Mientras que caminar no es una "cura" garantizada para la demencia, las evidencias sugieren que puede ser una herramienta poderosa en la prevención.
Además de los beneficios cerebrales, caminar también mejora la salud cardiovascular, el estado de ánimo y el bienestar general. Así que, ¡anímate a dar ese paso por tu salud cerebral!