Contra qué antecedentes se comparan los resultados de los principales candidatos porteños

Mucho o poco, depende de cómo se mida. La primera posibilidad, la más sencilla y la que tiene que ver con la foto del momento y lo que puede venir, es ver cómo le va a cada candidato con respecto al resto. Pero, además, cada partido “juega” contra sus propios antecedentes, algunos más propios que otros y en más de un caso, producto de historias compartidas que ya no lo son.

 

Los votos del PRO en las elecciones de la Ciudad fueron siempre sus propios votos, desde que debutó en 2003, cuando Mauricio Macri sacó un 37,35% en la primera vuelta a jefe de Gobierno y perdió en el balotage (con 46,52%) frente a Aníbal Ibarra. En las otras dos elecciones al Ejecutivo porteño, que luego ganó en segunda vuelta, terminó con porcentajes similares: 45,72% en 2007 y 47,07 en 2011. En las tres legislativas intermedias en las que participó, también estuvo parejo: 33,21% en 2005; 31,3% en 2009 y 33,58% en 2013.

Los antecedentes del Frente para la Victoria son también directos (a veces solo y otros en alianzas) desde 2005 para acá y menos claros hasta entonces (hay dos elecciones, por ejemplo, en los que Ibarra ganó pero enfrentado al peronismo). El PJ terminó con el 18,6% en 1996 (a jefe de Gobierno) y el 17,2% en 1998 (Legisladores). El FPV como tal, mientras, sacó el 19,51% en 2005; el 23,75% en 2007; el 11,47% en 2009; el 27,87% en 2011 y el 17,18% en 2013.

Tanto el macrismo como el FPV muestran mejores performances en las elecciones al Ejecutivo que en las legislativas. Y a los dos les fue comparativamente peor en 2009, un año en el que les fue bien a las oposiciones, tanto a nivel nacional como en la Ciudad, donde apareció entonces fulgurante el Proyecto Sur de Fernando “Pino” Solanas.

Para el ECO de Martín Lousteau, los antecedentes son los de las elecciones de 2013 en las que la Coalición Cívica y Proyecto Sur compartieron espacio en UNEN (también con los radicales) y lograron el 24,6%. Para atrás, primero el ARI y luego la Coalición Cívica, sacó el 20,77% en 2005; el 20,68% en 2007; el 18,75 en 2009, y el 3,31% en 2011.

Un párrafo especial se lleva Aníbal Ibarra, quien en 1996 sacó el 26,5% con el Frepaso y enfrentando entonces a Fernando de la Rúa; en 1998, la Alianza que él ya integraba terminó con el 56%; en el 2000 ganó con el 49,43% como candidato de esa misma Alianza que llevó a De la Rúa a la Presidencia y en 2003 le ganó a Macri ya desde su partido Fuerza Porteña. En 2007 y 2009 fue elegido legislador integrado al kirchnerismo desde su partido Diálogo por Buenos Aires. Esta vez, no superó las PASO.

Otro párrafo especial es para el radicalismo: después de ganar solo la primera elección a jefe de Gobierno, tuvo un buen desempeño integrado en la Alianza pero luego perdió relevancia tanto en soledad como en los frentes a los que se sumó.

Y dos casos llamativos son los de Domingo Cavallo y Luis Zamora: el partido del primero logró un 17% en las legislativas de 1998 y un 33,2% en la de jefe de Gobierno de 2000, en la que logró un 33,2%; el segundo, con Autodeterminación y Libertad, llegó al 12,29% en 2003.

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