EL CAMIONERO CARGÓ CONTRA EL PRESIDENTE; EL OFICIALISMO, EN TANTO, BUSCÓ MINIMIZAR LA PROTESTA

Moyano lideró un acto masivo y llamó a construir un amplio frente opositor

Sin apoyo de grandes gremios, consumó una fuerte demostración de fuerza con un mensaje implícito hacia el Gobierno y también a la Justicia que lo investiga en múltiples causas

Un grupo de gremios de la CGT, encabezados por el sindicato de Camioneros, movimientos sociales y agrupaciones políticas de diversos espacios movilizaron ayer una multitud hacia el microcentro porteño para rechazar el rumbo económico adoptado por la Casa Rosada, el techo de 15% planteado en las paritarias y los planes de reforma pendientes en materia de legislación laboral. Y tras poner en agenda los reclamos de los trabajadores, el principal artífice de la movilización, Hugo Moyano, dejó una señal política de alta gravitación, al proponer la construcción de un frente opositor para enfrentar al Gobierno.

Desde media mañana, las columnas comenzaron a congregarse sobre la 9 de Julio, interrumpiendo paulatinamente la circulación desde el Obelisco en dirección al sur. Pasado el mediodía y a minutos de los discursos, la principal arteria de la Ciudad se hallaba copada con trabajadores, integrantes de agrupaciones sociales y militantes políticos.

En mínima expresión, también con empresarios pymes y jubilados. No se registraron incidentes ni hechos de violencia pese a la heterogeneidad de la multitud movilizada. Desde la Policía porteña, que apenas se ocupó de supervisar la concentración, estimaron una participación cercana a las 140.000 personas, mientras los organizadores hablaron de 400.000 manifestantes. La cuenta real podría ubicarse a mitad de camino de ambos cálculos, sin dudas una multitud contundente.

Pese a la baja de los grandes gremios cegetistas y de su ahora ex aliado Luis Barrionuevo, Moyano logró exhibir cabalmente un desafío al Gobierno, después de dos años fuera de la trinchera sindical. Contra la diplomacia de los sectores gremialistas dialoguistas, el camionero reapareció con toda la capacidad de movilización de su gremio, a lo que sumó el respaldo de una mixtura de manifestantes aportados por las dos CTA, la Corriente Federal de Trabajadores, Barrios de Pie y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), agrupaciones de izquierda, el kirchnerismo y el PJ bonaerense.

Arriba del escenario, el líder sindical negó categóricamente y en duros términos que la marcha constituyera una respuesta a las causas que le sigue la Justicia, aunque tiró dardos hacia Comodoro Py. "Yo no estoy involucrado en ningún caso de corrupción, y si lo estuviera, tengo las suficientes pelotas para defenderme solo", bramó en el atril. Y aclaró: "No tengo miedo de ir preso".

Moyano reclamó que el Gobierno "no siga llevando adelante políticas que hambrean a la parte más sensible de la sociedad", y evaluó que la política económica "perjudica a los que menos tienen" y busca "destruir las defensas de los trabajadores". También clavó el aguijón sosteniendo que "hay un millón y medio de pobres más en el país" en la era Cambiemos.

Dirigiéndose a Macri, el camionero sostuvo que los autoconvocados no son "golpistas ni autodemocráticos", sino "luchadores", a quienes propuso "prepararse para cuando llegue el momento de expresar la voluntad democrática" en las urnas. Fue una alusión directa para la organización de un espacio que trascienda al sindicalismo, abarque a los movimientos sociales y llegue al PJ, representado ayer con figuras del territorio bonaerense y del Parlamento. Cristina, en tanto, hizo silencio.

Por si fuera poco, a cuatro meses de las legislativas, Moyano concluyó recitándole a Macri una frase del nobel mexicano de literatura, Octavio Paz: "Toda victoria es relativa, y toda derrota es transitoria".

Pese a todo, el Gobierno minimizó la movilización y su convocatoria, celebró que el camionero haya hecho referencia al frente judicial, y trató de poner el foco en el costo del parate temporario de la actividad, que calculó en $ 4800 millones.

Los otros oradores mantuvieron el tono belicoso en sus discursos y agradecieron a Moyano por movilizar la convocatoria. El titular de La Bancaria, Sergio Palazzo, tras concretar dos días de paro, llamó a ponerle "un frontón de resistencia" al Gobierno, y criticó a los que no acompañaron la movilización. También anunció el surgimiento de "una resistencia organizada al Gobierno que parte del movimiento obrero".

Hugo Yasky y Pablo Micheli, los líderes de las dos vertientes de la CTA, llamaron en sus discursos a defender las "paritarias libres", con "cláusula gatillo" y poner un freno a los intentos de reformar la legislación laboral. Yasky consideró la marcha como "el día de la unidad de los trabajadores", mientras que Miceli pidió "construir la continuidad de esta lucha", y lanzó: "Volvamos a juntarnos si no nos escuchan; ¡mostrémosle que podemos construir un paro nacional!".

La movilización terminó por evidenciar la ruptura en la CGT y la demanda de los sectores movilizados por una nueva conducción que encarne un rol más combativo. De momento, los organizadores aclararon que cesarán los gestos a la espera de una convocatoria del Gobierno.

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