Máximo y su circunstancia

Demostración de fuerzas de La Cámpora.

Introducción

Kirchnerismo y cristinismo

Aunque no se puedan analizar separadamente, el kirchnerismo tiene alguna diferencia proverbial con el cristinismo.

Kirchner, El Furia, conquistó la hegemonía y gobernó -reiteramos- con el apoyo sustancial de Hugo Moyano, El Charol, y la complacencia de Héctor Magnetto, El Beto. Y con la bendición del “viento de cola”. La soja.

Poco después de la muerte (irresponsable) de El Furia, ya La Doctora no contaba con ninguno de los dos apoyos primordiales. Sólo con la persistencia de la soja.

Fue El Furia quien encaró la guerra perdida que La Doctora supo empeorar después. Moyano, en cambio, dilató la mala relación un tiempo más.

Sin los pilares fundamentales, La Doctora prefirió gobernar con conjunción de incondicionales que la sostuvieron.

Buscapinas de “Unidos y Organizados”, y sobre todo lo que aquí se llamó La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. A quienes se aferraron los tecnócratas de Tontos pero no Tanto (banda de Kicillof, El Gótico).

Con el aval de La Doctora, La Agencia impregnó de militantes la casi totalidad de resortes del estado. Para “mojar” salarios, se calcula que ingresaron entre 7 y 10 mil camporistas, al menos transitorios.

cristina_campora_en_chile

 

Al cierre del informe, no se registró ningún intento de revisar minuciosamente los múltiples ingresos. Una herencia envenenada que no parece interesarle a ninguno de los tres eventuales sucesores que aparecen en pantalla.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron

El default deseado

Para llegar hasta aquí, a la agonía petulante y hasta ambiciosa, La Doctora contó con la ayuda parasitaria del Partido Justicialista Vegetal.

Son los restos tristes del ex Movimiento, hoy estancado, melancólico y lateral. Gerenciado (una manera de decir) por gobernadores culposos que cobran y callan. Se compadecen temerosamente entre ellos mientras comienzan a percibir los trozos de mampostería que se caen del “proyecto”.

Los “temerosos” temen por el destino de sus territorios. Distraídos detrás de la conducción (inexistente y supuesta) de La Doctora. Los arrastró hacia el descenso del default. Pesadilla que perfectamente pudo haberse evitado.

Aún La Doctora no brindó las explicaciones que el portal le reclama. Tampoco las brindó al parlamento, ni -en especial- al pueblo. Por haber demolido el acuerdo de los banqueros privados con los llamados “buitres”. Fue una decisión personal, un default deseado que se tratará en próximos libros de historia.

Cuando estaba resuelto el litigio. Y cuando Juan Carlos Fábrega, El Sensato Marginal, había girado los respectivos 200 millones de dólares de la garantía. Mientras Kicillof también estaba conforme con la decisión de pagar. Aunque el técnico está para fundamentar ideológicamente lo que le indiquen. La instrucción que le remitan.

En medio de la epopeya trucha, y aún antes de concretar el próximo papelón de la cruzada heroica en las Naciones Unidas, aquí debe confirmarse que Argentina se fue al descenso del default porque La Doctora lo prefirió. Fue, según nuestras fuentes, su deseo. Razones de la política que la historia juzgará, por la impotencia conceptual de los protagonistas del presente.

Que conste. Que quede escrito antes que La Doctora vaya a recargarse con el aire espiritual del misericordioso Papa Envuelto.

En su estilo envolvente, el cristinismo ya no envuelve exclusivamente a los opositores envueltos. Envuelve, además, al Papa. Un bienintencionado que incinera su prestigio para que La Doctora llegue, con su aire, hasta el final. Sin que nadie le aproxime la línea de llegada.

En semejante marco circunstancial debe interpretarse la magnífica demostración de fuerzas de La Cámpora, que sale en auxilio de La Doctora y saca su carta clave. Para producir el bautismo político de Máximo Kirchner, En el Nombre del Hijo.

El bautismo

Hasta la tarde nublada del sábado en Argentinos Juniors, Máximo portaba la ventaja nada menor del misterio que se generó alrededor de su figura.

Vocacionalmente “imperfecto”, En el Nombre del Hijo exhibió sus condiciones adquiridas para dirigirse a la multitud favorable de camporistas emocionados. Los compañeros incondicionales que lo “bautizaban”. Con un discurso técnicamente maniqueo que hacía lagrimear a muchachones tiernos y sensibles, como Larroque y Ottavis.

Un discurso simple, previsible y pobre, pero emitido con sincero énfasis. Plagado de pausas programadas, de amagues de quiebres, de tergiversaciones tanto históricas como del presente.

Pero con una tonalidad acertada. Con la adopción de cáscaras caricaturales que evocaban la figura del padre. Al que aspira a emular, así sea de manera tácita.

Significa confirmar que con el bautismo de Máximo comienza otro capítulo de la historia del clan Kirchner. La política familiar, la cuestión del poder como un tema doméstico.

Una saga que proseguirá estudiándose en los seminarios privados del Portal. A pesar de las descalificaciones de los detractores kirchnerizados, la saga confirma una cierta continuidad.

Brota la persistencia del heredero. En el plano inmediato, el bautismo dejó una lección que la ceguera anticristinista no debiera negar. Ni menoscabar. Indica que el kirchner-cristinismo está vivo. Que estos muchachos, pese a la debacle profundizada, aún no se entregan.
Generan los acontecimientos que garantizan el mantenimiento de la iniciativa, mientras el opositor, absolutamente kirchnerizado, se entretiene con la faena inútil, frontalmente gorila, de criticarlos. O peor aún, negarlos.

La producción de acontecimientos

Correspondía, acaso, que Sergio Massa, El titular de la Franja de Massa, produjera otra demostración de fuerzas. Disipada ya la proeza electoral de octubre de 2013.

Pese a la monotonía de las operaciones para bajarlo, Massa continúa al frente, en cualquier sondeo respetable.

O correspondía, acaso, que la demostración fuera de Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Es el sucesor natural que mejor les “mide” al cristinismo que le desconfía y lo rechaza. Aunque en el sermón de Máximo no se hizo acreedor a ninguna mención.

A pesar del esmerilamiento serial, y a las intenciones permanentes de bajarlo, Scioli también se mantiene, con una contradicción estructural que se simula con su ideología vitalista, y con el optimismo que dilata el choque.

O le correspondía, por último, hacer la demostración de fuerza a Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, aunque la demuestre a diario.

Es quien tiene los planetas más alineados. Pero un estadio de fútbol tiene poco que ver con la estética que impulsa el macricaputismo. Aunque haya presidido Boca.

Lo cierto es que el cristinismo, con la producción de acontecimientos, vuelve a la carga. Se detiene sólo para tomar envión. Va siempre. Produce los acontecimientos con lo que tiene, que no es poco, el manejo del estado en primer lugar. Marca hechos.

Pero Máximo estropea su saludable bautismo para brindar un título fácil para los diarios del domingo. Instala la utopía de la re/reelección de La Doctora. La idea de la superioridad, que utiliza La Cámpora para -en cierto modo- despedirla.

La convicción con que Máximo emite su verdad es forzada, pero aceptable. Cualquier académico del teatro, formado con el rigor de Stanislavsky, le creería. Aunque se trate de una verdad excesivamente manipulada, tergiversada y bastante -cabe consignarlo- ingenua. Típica expresión de una política equivocada que se inspira en los mitos inventados. Producidos. Como los acontecimientos.

De todos modos costará, en adelante, subestimar a La Agencia de Colocaciones. Reducirla o negarla. Se transformó, a partir de los agravios, en un lugar de militancia juvenil, ideal para contener la tendencia a la rebeldía de sectores esclarecidos de las capas medias. Espacio que el cristinismo comparte, en la actualidad, con el Partido Obrero. Pero es tema de otro informe.

Carolina Mantegari
Informe Oximoron/Redacción final
permitida la reproducción sin citar la fuente.

Temas relacionados
Más noticias de Máximo Kicher

Las más leídas de Economía y Política

Destacadas de hoy

Noticias de tu interés