EN EL OFICIALISMO COINCIDEN EN RELATIVIZAR EL DISCURSO DEL HIJO DE LA PRESIDENTA

Máximo habló de Cristina 2015 pero los precandidatos K no ven viable la re re

Presidenciables que esperan bendición dicen que no llegará. En el entorno de Scioli, Urribarri y Domínguez creen que los dichos de Máximo apuntan a evitar que pierda poder

"¿Por qué no compiten con Cristina, le ganan a Cristina y sanseacabó? No le tengan miedo a las urnas", se preguntó el hijo presidencial, Máximo Kirchner, arriba del escenario de Argentinos Juniors en su primer discurso político público, de 2597 palabras (cuando en 11 años apenas se le habían escuchado un par de decenas).


El mensaje, literal, del líder espiritual de La Cámpora tenía a la oposición como receptor. Con la estrategia de renovar el fantasma de la reelección indefinida, justo los renovadores fueron los primeros en sentirse aludidos. "Que no sueñen, la re-re la enterró (Sergio) Massa el año pasado", se jactó el intendente de Olavarría, José Eseverri, de haber terminado con el sueño oficialista de "Cristina Eterna", negado por la propia mandataria. Más allá de los fuegos de artificio, celebrados por los 40 mil militantes de testigos, en la propia agrupación juvenil minimizaron la arenga reeleccionista de Máximo. Citando al mismo titular camporista, que se atajó antes de emitirla: "Voy a tener que pedir la casa de un compañero para dormir porque creo que Cristina se va a enojar", abrió el paraguas sabiendo que iba llover. "Ahora la oposición duerme tranquila porque ella (por la Presidenta) no puede ser candidata", recriminaban en las filas camporistas.

Pero el mismo saco que cabe a medida a los propios, que están pegando sus propios afiches de sucesores. No llama la atención que en el mismo análisis, como receptores subterráneos del discurso del primogénito presidencial, coincidieron los precandidatos del universo K, desde que lo escucharon en vivo y en directo, como el titular de Diputados Julián Domínguez, o el gobernador entrerriano Sergio Urribarri; hasta los que lo vieron por televisión, como el mandatario bonaerense Daniel Scioli. "No habrá Cristina2015", es la bandera que los unifica, sin intención de archivas sus aspiraciones sucesorias.

"No fue un llamado a la re-re, fue más un hijo defendiendo a la madre", escucharon de la boca de Scioli. Cerca suyo ampliaron: "Les marcó la cancha a todos los candidatos que pretenden quedarse con la representatividad de Cristina". Algo parecido opina el dominguismo: "Máximo anticipó que su madre no resignará una gota de poder hasta el día que se vaya". "La Cámpora postula a la Presidenta para no decantarse hoy por un candidato", sumaron en Entre Ríos.

Esa es la idea unificadora: no habrá bendición presidencial antes de tiempo. Las diferencias en los distintos búnkeres surgen en si al final existirá. Mimado por las encuestas, el sciolismo apuesta a que la Jefa de Estado se mantenga prescindente en el reparto de la herencia. "No va a haber dedo", desean. Por mimas razones (encuesteriles), pero desde la otra cada de la moneda, Urribarri, Domínguez y otros menos agraciados en conocimiento, aguardan una bendición presidencial que los lleve a una boleta K.

Sin invitaciones formales (el que se sentía invitado asistió), la presencia de los candidatos fue un dato. Lo mismo las ausencias. Con una relación camporil más ambivalente que la que suele mantener con la Casa Rosada, Scioli quedó bien con la militancia K apenas con un tuit. "Saludo a los jóvenes q participaron de #Irreversible", escribió en la red social. No cayeron bien, en cambio, el faltazo de Florencio Randazzo (que suele rehuir del ultrakirchnerismo como estrategia electoral) y el más inexplicable de Agustín Rossi.

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