Macri intenta sumar su pelea con Tinelli a la batalla cultural contra el kirchnerismo

Aunque las batallas políticas de Mauricio Macri no tienen el volumen de confrontación que utilizó el kirchnerismo, el Presidente ha elegido con precisión las disputas sobre las que pretende construir o defender su espacio de poder.

Está claro que Cristina Kirchner y algunos de sus aliados son el centro ordenador de esas disputas. Como también es cierto que viene sosteniendo conflictos de baja intensidad con algunos otros adversarios a los que también intenta alinear en ese territorio áspero del arco opositor.

El macrismo ubica allí las pulseadas con Julio De Vido, con Aníbal Fernández, con Hugo Moyano, con Cristóbal López y, ahora, cada vez más nítidamente, con el animador estrella de la televisión argentina, Marcelo Tinelli.

Macri cree que estos enfrentamientos marcan la frontera de la batalla cultural contra un estilo decadente de hacer política. Pero en el caso de Tinelli, todavía es difícil establecer esa distinción ya que se trata de un artista convertido en empresario que ha resistido con éxito durante dos décadas sus acercamientos y alejamientos oportunos de los presidentes de turno, desde Carlos Menem y Fernando de la Rúa a Néstor Kirchner y a Cristina. La disputa es mediática y también tiene lugar en el universo hostil de las redes sociales. El nivel de imagen del Presidente y la suerte electoral que corra el año próximo, o el rating que consiga mantener en su programa de bailes y parodias políticas el rey de la TV dejarán en claro quién de los dos consiguió los mejores beneficios de esta guerra lejana a las necesidades de un país en crisis.

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