Lo que sigue: el Gobierno se alista para la pelea contra la inflación

El Gobierno jugó fuerte y no hizo jugar al mercado. Tal vez fue la clave para dar una señal creíble. Con el dólar liberado pero sin operaciones de DJAI la moneda estadounidense no superó los 14 pesos, un valor menor del que esperaba la city. Sin embargo, en la cabeza del equipo económico quedan muchos frentes para resolver. Y el principal, el que más le duele a los ciudadanos, es la inflación que lejos de moderarse parece que seguirá subiendo en diciembre. Algunos creen que será el mes de mayor alza de los precios en el año. La inflación, según las consultoras privadas estará entre 2,5% y 4%.


Pero para atacar la inflación, sobre todo en los sectores más vulnerables, el Gobierno piensa un esquema en el que el plan de Precios Cuidados jugará su rol. Está claro que no será el único frente abierto, pero sí parece importante para la administración de Cambiemos más teniendo en cuenta que una devaluación cercana al 50% como la que generó para liberar el cepo, tendrá impacto en los precios. Es en este sentido es que se siguen llevando adelante las negociaciones que involucran a los productores, los canales de venta y al Gobierno.
La canasta de bienes que tiene en la cabeza la flamante administración es menor a la que regirá hasta el 7 de enero, cuando vence el actual programa de Precios Cuidados. De hecho, hoy son cerca de 500 productos y los fabricantes no quieren exponer en las góndolas más de 100.


Las marcas y los productores también quieren una canasta reducida. Como contrapartida pretenden una liberalización de los otros productos. En el Gobierno trabajan en el diseño de la nueva canasta y aseguran que tendrá una oferta sin faltantes y que estará enfocada a los sectores más carenciados. Los alimentos y las bebidas, entre otros, tuvieron fuertes remarcaciones en el último mes, y los analistas no encuentras otra explicación que el oportunismo de productores o canales de venta para subir los precios.

Fiscal y monetario

Pero en el plano macro, el Gobierno tiene que definir dos frentes, o al menos dar señales de cómo atacará los mismos para contener la inflación. Uno es el frente fiscal, dónde la clave estará en bajar los subsidios (los energéticos, en principio) y por el otro en ampliar la base de recaudación, ya que la presión tributaria está en niveles demasiado altos como para aumentarla. Tampoco será una tarea fácil, cómo lo indica la teoría. Un ejemplo de esto es que los últimos datos oficiales hablan de una economía informal de 33%. Para el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, la rebaja en algunos impuestos como las retenciones al campo y la industria provocarán un mayor incentivo a la producción, y por ende, una mayor recaudación en el mediano plazo.


Así y todo, el programa monetario es otro de los frentes que deberá atacar el Gobierno. En este caso, el mercado de capitales es clave en el esquema de financiamiento. Con un gasto público primario que alcanza el 5,5% del PBI y que si se suma el financiero llega al 7%, el Gobierno estará más que tentado en endeudarse para cubrir el déficit aunque su objetivo central enfoque a frenar la inflación.

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