La Argentina, penúltima en el ranking de competitividad de costos de la industria
El costo laboral unitario de manufacturas es de u$s 1,87, según Abeceb. Afirman que la mejora no debe darse vía reducción salarial, sino por una mejora en la productividad laboral
La Argentina no sólo figura en los últimos puestos del ranking de competitividad global, sino que también se ubica en el puesto 25 penúltimo en el de competitividad de costos de manufacturas. Eso revela que el costo por producto del país es de los más altos del mundo, lo que hace menos competitiva a la industria, según surge del nuevo Ranking de Competitividad de Costos realizado y difundido por la consultora Abeceb.
"El estudio expone los enormes desafíos que nos esperan a mediano plazo dado que, por nuestras características estructurales y conceptuales, no es socialmente viable plantear en el sector de manufacturas una estrategia de incremento de competitividad de costos mediante la reducción relevante de los costos salariales, sino que debe lograrse mediante un incremento significativo de la productividad laboral", aseguró Alberto Schuster, director de la Unidad de Competitividad de la firma.
Mientras la Argentina ocupa el puesto 25 en el ranking de Costo Laboral Unitario Global de Manufacturas (CLU), con u$s 1,87, Brasil cierra el monitoreo, con u$s 1,98. En tanto, China es el más competitivo, con u$s 0,17, lo que lo ubica en el primer puesto. Otros países que pueden tomarse como referencia son Estados Unidos, con u$s 0,41; Japón, con u$s 0,44; e Indonesia y México, con 0,48 dólares.
El CLU es una medida usada internacionalmente para determinar la "competitividad de costos" o "competitividad precio" entre los países, y representa el costo del trabajo para producir una unidad de producto en una industria en particular o en la economía en general. Es el cociente entre el costo laboral total por hora trabajada para las manufacturas y el nivel de productividad de la mano de obra.
Baja productividadSegún afirmó Schuster, "no basta con tener bajos costos laborales para obtener una ventaja de competitividad en la producción de manufacturas en un mundo globalizado". "Por similitud entre las estructuras productivas manufactureras, la Argentina tendrá que disputar el futuro de su industria en el mundo con los países emergentes industrializados, y la preocupación actual no es tanto que Argentina tenga altos costos laborales, sino que tiene una productividad demasiado baja como para sostenerlos", explicó.
De acuerdo con el informe, la experiencia histórica enseña que los países, en promedio, duplican su productividad cada diez años. Los que tienen una industria más desarrollada -aquellos que detentan un alto valor agregado industrial per capita y que tienen un CLU- bajo tienen más posibilidad de sostener su desarrollo e incluso incrementarlo. Es el caso de Taiwan, EE.UU., Irlanda y Japón, entre otros. Los de mediano o bajo desarrollo industrial, como es el caso de la Argentina, Brasil y Turquía, presentan un CLU elevado que se traduce en "un importante obstáculo para la recepción de inversiones" y, en consecuencia, "no sólo tienen dificultades para competir a escala global sino para el crecimiento y diversificación de su industria".
Desarrollado por la Unidad de Competitividad, el CLU se suma al ranking Abeceb de Competitividad Global y al de Competitividad Sectorial de Manufacturas, dados a conocer el año pasado. "Tenemos tanto un bajo nivel de competitividad estructural como un bajo nivel de competitividad de costos en el sector industrial, lo que nos tiene que llevar a un replanteo respecto de en qué sectores o en qué nichos sectoriales podemos ser competitivos", precisó Schuster.
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