En la Corte también se empieza a jugar la carrera presidencial hacia 2019

Si bien se había jubilado en diciembre de 2015, la muerte de Carlos Fayt en la noche del martes terminó de cerrar una era en la historia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Juez desde el retorno de la democracia en 1983, sobrevivió al tribunal en el menemismo y mantuvo su sillón durante los 12 años del kirchnerismo.

Esa etapa de la Corte Suprema, muy valorada por la clase política más allá de los humores que generaron fallos puntuales, es la que definitivamente se ha terminado, más allá de que todavía perduren tres jueces en el cargo en relación a la formación de siete miembros que se mantuvo hasta 2014.

Las muertes de Carmen Argibay y Enrique Petracchi y los retiros de Eugenio Zaffaroni y el citado Fayt dejaron a finales del año pasado a la Corte muy disminuida en número, sólo con Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda. Los arribos en el segundo semestre de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz completaron el quinteto de ministros que exige la Constitución. Pero, sobre todo, empezaron a modificar el mapa del máximo tribunal con vistas a los próximos años.

Los 12 años de mandato que Lorenzetti, de 61, cumplirá como presidente de la Corte en 2019 se explican, además de la habilidad del juez para lograr consensos y que el engranaje judicial funcione, en la falta de un candidato mejor para ocupar ese puesto, ya sea por una cuestión generacional o por cómo varios de sus pares fueron quedando descartados como eventuales titulares del cuerpo.

A Zaffaroni lo debilitó su vinculación, en 2011, con una red de presuntos prostíbulos que funcionaban en departamentos a su nombre. A Maqueda, en algún modo, lo alejó de un cargo el hecho de haber pasado por la política como diputado y senador nacional por el justicialismo. Petracchi y Fayt habían presidido la Corte anteriormente, Argibay luchó muchos años con problemas de salud y Highton fue vicepresidenta del juez santafesino desde que asumió el cargo.

Las llegadas de Rosatti y Rosenkrantz modificaron el mapa cortesano por el simple hecho de ser contemporáneos de Lorenzetti, e incluso un poco más jóvenes. De a poco, los jueces comenzaron a imprimir su impronta en el trabajo diario de la Corte. Y se perfilan como posibles sucesores de Lorenzetti, que con 12 años de mandato se convertirá en 2019 en el tercer presidente de la historia de la Corte que más tiempo se mantuvo al frente del máximo tribunal. Parece un cambio natural, que se impone también a partir de los múltiples cuestionamientos contra Lorenzetti que, por ejemplo, ha lanzado en los últimos tiempos la diputada Elisa Carrió. El juez se refirió a esas críticas: "Lo importante es tener entereza para soportarlo".

El 17 de diciembre de 2017, además de capicúa, será una fecha clave para el futuro de la Corte, ya que ese día Highton cumplirá 75 años y, a menos que quiera seguir y logre el aval parlamentario para renovar el cargo por cinco años más, dejará una vacante que habrá que completar en el 2018. Será una mujer quien la reemplace, casi con seguridad, y ahí quedará diagramada definitivamente una nueva Corte. La que se viene armando desde mediados de este año, que seguirá reformulándose a partir de los venideros y en la que, aun con matices distintos a los políticos, también se juega una carrera hacia la presidencia en 2019.

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