GENDARMER A DESALOJÓ LA PANAMERICANA Y HUBO INCIDENTES CON LOS MANIFESTANTES

El paro de la CGT se sintió con fuerza, pero el Gobierno ratifica el rumbo económico

Para la cúpula gremial, la huelga general fue contundente. Pidió al Ejecutivo tomar nota de la dimensión del reclamo. La Casa Rosada relativizó la medida y negó cambios

El sindicalismo peronista agrupado en la CGT volvió a demostrar ayer su capacidad para paralizar el país. La primera huelga general contra la gestión de Mauricio Macri fue contundente y se sintió con mayor fuerza en los principales centros urbanos, donde la escena estuvo marcada por la ausencia total de transporte público y las protestas y cortes protagonizados por grupos de izquierda y movimientos sociales. La reacción del Gobierno siguió la línea del discurso más confrontativo de los últimos días: cuestionó la legitimidad de la huelga y los argumentos sobre el contexto económico que lo sustentaron al tiempo que minimizó su alcance real al afirmar que la falta de transporte, y no el respaldo al paro, fue la que impidió que la mayoría de la gente concurriera a sus lugares de trabajo.

Frente a ese choque de interpretaciones la expectativa por un diálogo que permita descomprimir el conflicto social se anticipa complicada. La conducción de la CGT insistió ayer en el reclamo de la apertura de una mesa para negociar correcciones en la política económica que garanticen la creación de empleo y la recuperación del poder adquisitivo de los sectores más golpeados por las restricciones económicas. El Ejecutivo, a su turno, ratificó su voluntad de diálogo aunque con marcados límites. No está en su intención convocar a un nuevo diálogo de carácter institucional, como pretende la cúpula sindical, y apuesta al esquema de mantener conversaciones por sector.

Tampoco las chicanas que intercambiaron gremialistas y funcionarios en medio de la jornada de paro favorecen las perspectivas de un acercamiento. El propio Macri, en su primer actividad del día, avanzó en la estrategia de confrontación directa hacia el poder sindical que puso en marcha con el envión de la marcha del sábado que respaldó su gestión. "Qué bueno que hoy estamos trabajando", desafió en su discurso de apertura del Foro Económico Mundial que se realizó en un hotel de Puerto Madero. Horas después, uno de los miembros del triunvirato cegetista, Héctor Daer, apuró una respuesta. "Hoy escuchamos de alguien que se puso contento porque estaban trabajando. Y nosotros todavía estamos tristes porque hay millones y millones de compatriotas nuestros que no tienen trabajo", lanzó.

Un pleno de la primera línea de la central obrera compartió el balance público de la medida. Toda una foto que buscó mostrar unidad ante la voces que caracterizaron el paro como un producto de la interna de la entidad. En ese marco, el triunvirato calificó de "contundente" la huelga y pidió que la Casa Rosada tome nota de "la dimensión" del sentido de la protesta.

"Hay un llamado de atención y, si el Gobierno se jacta de llevar adelante una lógica de ensayo y error, creemos que es una buena oportunidad para que se cumpla efectivamente", sentenció Juan Carlos Schmid. La cúpula cegetista atribuyó al compromiso y respaldo de los gremios de la entidad la importante adhesión de la protesta (varios dirigentes estimaron un acatamiento promedio del 90%) y relativizó el efecto de los cortes en accesos y autopistas activados por diversas organizaciones y agrupaciones de izquierda.

En el control de esas protestas se concentró la acción oficial, que celebró haber logrado liberar total o parcialmente los principales piquetes, aunque en algunos casos, como en el corte en Panamericana y 197, la situación terminó en incidentes entre manifestantes y la Gendarmería, que culminaron con heridos y detenidos. Las agrupaciones denunciaron represión.

Otros piquetes se realizaron en el Puente Pueyrredón, Puente Uriburu, Puente La Noria, el Acceso Oeste a la altura del Hospital Posadas, entre otros. También diversos grupos se manifestaron en el Obelisco cerca del mediodía, pero por la tarde las protestas habían culminado.

La adhesión de los gremios de la CGT y las dos CTA, que también se plegaron a la medida, fue rotunda. En los grandes centros urbanos la postal fue la de un típico domingo. No funcionaron los servicios de transporte público, se suspendieron los vuelos y tampoco hubo actividad portuaria. Los hospitales solo atendieron guardias, los colegios cerraron sus puertas al igual que la mayoría de los bancos y los establecimientos fabriles. Se paralizó por completo la actividad del transporte de cargas, alimentos, caudales y combustibles, por la adhesión de Camioneros. En los comercios la actividad fue dispar: los grandes establecimientos cerraron sus puertas y solo abrieron los pequeños comercios de barrio. Los taxis funcionaron a medias.

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