POSTULANTES A LA PRESIDENCIA, GOBERNACIONES Y MUNICIPIOS

El kirchnerismo generó más opositores que las otras fuerzas

Gran parte de los principales políticos opositores con aspiraciones en 2015 integraron en algún momento la gestión K. Lo que muestra el kirchnerómetro

En su estrategia de batallón, el Gobierno cuenta con un numeroso G7 presidenciable, merced a su oficialización pejotista. Pero, como si fuera poco, no son los únicos precandidatos a suceder a Cristina Fernández de Kirchner salidos de la cantera del Frente para la Victoria, alimentada de peronismo, radicalismo y progresismo durante once años: el líder renovador Sergio Massa perteneció una década al engranaje K; y el ex expulsado de por vida de la UCR, Julio Cobos, con apenas dos años de permanencia en el elenco oficial interrumpidos con su voto no positivo en la batalla de la Resolución 125, llegó a ser vicepresidente.


Hoy se embanderan en críticas, en público o en privado, a la autoproclamada Década Ganada, aun cuando formaron como parte de ella, durante mucho o poco tiempo, según mediciones del kirchnerómetro.


Néstor Kirchner heredó a Massa de Eduardo Duhalde, quien lo había ubicado al frente de la Anses. Con los años el tigrense fue intendente gracias a una boleta K y jefe de Gabinete cristinista, hasta que rompió el año pasado para fundar su propio espacio, luego de jugar al misterio durante meses. Se llevó con él a varios jefes comunales del Grupo de los 8, que surgieron como contraposición de los clásicos barones del Conurbano.


En tanto, Cobos encarna la máxima expresión de la desaparecida Concertación Plural, inventada por el patagónico en 2006, que marcó el bautismo K de radicales como él y Gustavo Posse. Tras coquetear con el macrismo desde 2011, el jefe comunal de San Isidro recaló el año pasado en las filas renovadoras, integradas en su mayoría por dirigentes surgidos en las inferiores kirchneristas. Incluso contiene al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, a quien en 2008 le fue revocado el carnet de socio K número 3, impreso en las épocas del Grupo Calafate que llevaron al patagónico en Balcarce 50.


También ahora es renovador Roberto Lavagna, que tras su renuncia en 2005 al Ministerio de Economía fue en 2007 candidato a presidente de la UCR para luego sellar un acuerdo con Kirchner al siguiente año con la excusa de normalizar el PJ. Finalmente, es dueño de su pase.


Más allá del posible salto del último bendecido en una boleta legislativa cristinista, Martín Insaurralde, al massismo, el Gobierno ya le regaló tres precandidatos a gobernador bonaerense a la oposición. A los renovadores Felipe Solá (que cambió de camiseta en la crisis con el campo, el primer gran éxodo de la era K) y Darío Giustozzi, se suma Jorge Ceballos. El dirigente de Libres del Sur renunció dos veces a su cargo del Ministerio de Desarrollo Social, primero en 2007, enojado por el cierre de listas; y luego, junto a otro dirigente de Libres del Sur, Humberto Tumini, al año siguiente. Siguió sus pasos hacia el FAP la diputada Victoria Donda, que comenzó su carrera como concejal suplente kirchnerista en Avellaneda.


En UNEN también hoy está el efímero (5 meses) primer ministro de Economía cristinista, Martín Lousteau, víctima de su propia creación: la 125. Mismo camino tomó otra corta herencia duhaldista que recibió la gestión kirchnerista: el ex titular del Central, Alfonso Prat Gay.

Casualidad o no, su sucesor, Martín Redrado, es parte del equipo massista, luego de recalar en el duhaldismo tras su escandalosa salida por la crisis de las reservas en 2010.


Con el fin de la alianza entre la Casa Rosada y el camionero Hugo Moyano, su hijo Facundo también dejó el bloque de Diputados del FpV a dos años y medio de asumir la banca.


Y hay otros dos precandidatos a gobernador en el resto del país que comenzaron en la era K.

Como resultado de la feroz interna por 2015 que libra con Miguel Pichetto en Río Negro, el gobernador Alberto Weretilneck anunció esta semana su reconversión massista. Se sumó al ya bautizado renovador Mario Das Neves, el ex mandatario chubutense de relación ambivalente con la Rosada desde 2003 hasta que Néstor Kirchner visitó su provincia sin avisarle en 2009 para instalarle un candidato opositor.

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