PREOCUPA LA INACCIÓN DEL GOBIERNO ANTE EL AVANCE DE LA DIVISA INFORMAL

El dólar paralelo pasó los 9 pesos y las empresas empiezan a tocar costos y precios

Por la sensación de devaluación, los números de las firmas comienzan a manejarse con la cotización alternativa. La brecha ya casi es del 80% y alienta la informalidad

El dólar paralelo dio otro salto ayer, se negoció a $ 9,20 y amplió la brecha con el tipo de cambio oficial a casi 80%. Empresarios y economistas advirtieron que el desdoblamiento de facto comenzó a incidir en los costos y a trasladarse a precios, además de frenar inversiones y alentar maniobras para sacar dólares de la economía formal.


Según un importante empresario y dos economistas, la presión del dólar paralelo comenzó a trasladarse a los costos de las empresas y, por lo tanto, a los precios al consumidor. El que compra insumos importados y tiene que renovar stock, se cubre, porque sabe que esto está al borde de explotar, afirmó el hombre de negocios.


El economista de la Escuela de Negocios de la Universidad de San Martín Enrique Dentice coincidió: La brecha impacta en la estructura de costos en todas las cadenas, los precios se van ajustando por esta nueva matriz y, fundamentalmente, esto no despeja para nada la situación de las paritarias. Y agregó: Todos van a empezar a ajustar por expectativas. Cuando hay una brecha de casi 80% entre el oficial y el paralelo, empieza a jugar la memoria ancestral, como en los ochentas. Por su parte, el ex ministro de Economía Roberto Lavagna dijo, en diálogo con TN, que hay sectores que ya se manejan con un dólar a $ 8.


Para Marina Dal Poggetto, economista del estudio Bein, la capacidad de trasladar a precios (la brecha cambiaria) es limitada, porque las importaciones y exportaciones se rigen por el dólar oficial.


Los hombres de negocios no comprenden la inacción del Gobierno, que considera al mercado cambiario paralelo un segmento marginal y opta por no prestarle atención, más allá de algún llamado esporádico del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, a operadores amigos para que bajen unos centavos el precio, o de inspecciones aleatorias de la AFIP a las cuevas. Estamos pagando todos los costos de una devaluación, pero sin ninguno de sus beneficios, como la competitividad, se quejó un dirigente empresario de diálogo permanente con Olivos.


Los empresarios del país y del exterior posponen inversiones. Nadie va a entrar un dólar a 5,16, afirmó un hombre de negocios, en alusión al tipo de cambio oficial. Esto desalienta decisiones de inversión, de gasto y de empleo, afirmó Ricardo Delgado, economista de la consultora Analytica. Un dólar que no entra tampoco genera empleo en el sistema, prosiguió.


La brecha cambiaria favorece distintas maniobras para eludir el tipo de cambio oficial, como la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones, para girar divisas al exterior. O, directamente, el tráfico ilegal de materias primas para exportarlas vía paraguay al tipo de cambio informal.


Además, empresas de servicios comenzaron a abrir oficinas en Uruguay. Hay call centers y firmas de software que exportan servicios desde Uruguay e ingresan los dólares por contado con liqui, afirmó Delgado. La operación consiste en entrar divisas mediante la compra de títulos públicos nominados en dólares.


Y el mercado inmobiliario está paralizado. Los permisos para construir en la Ciudad cayeron 85% en el primer bimestre del año.


Ante la inacción del Gobierno, cada vez más economistas comenzaron a reclamar la depreciación de la moneda oficial.


Días atrás, los analistas de la ortodoxa FIEL recomendaron ante el Consejo de las Américas, en Nueva York, mejorar la recaudación y devaluar. Ayer, el ex presidente del Banco Central Aldo Pignanelli, consideró que el dólar debe valer entre $ 6 y 6,50. La economía argentina necesita mejorar el tipo de cambio, que significa devaluar, afirmó, pero pidió a la vez arreglar cuestiones macroeconómicas para que la depreciación no genere más inflación. Dal Poggetto, de Bein, consideró que un dólar a $ 6 ó $ 6,20 devolvería la competitividad a los niveles de mediados de 2010.


No creo que haya que devaluar, pero sí que la gente está pensando en eso, en que la brecha es tan alta que algo van a tener que hacer, dijo Dentice, de perfil heterodoxo. Las expectativas hacia fin de año están entre $ 7,20 y $ 5,90 y en ningún caso se acercan a la brecha, afirmó.

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