Cristina pedirá a la ONU aprobación del 'escudo' antibuitre para canjes de deuda

Nueva York luce convulsionada. La masiva llegada de los integrantes de más 200 delegaciones diplomáticas para la 69ª Asamblea General de las Naciones Unidas que comenzará hoy a la vera del río Hudson, complicó la vida de los habitantes de Manhattan que en cada esquina tropiezan con un bloqueo y el paso de las diferentes comitivas. El tránsito se colapsa y los automovilistas observan agobiados, por enésima vez, cómo los vehículos negros circulan de un lado otro, bajo la fuerte custodia de la famosa NYPD, la fuerza policial local, a la que se suma el FBI y un batallón de agentes de seguridad privada. Entre ellos, los del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, que ayer abrió la cumbre climática en el edificio de la ONU con la promesa de que en 15 años su país, y otros 31 que firmaron el protocolo, acabarán con la deforestación.
Pero la preocupación del mandatario norteamericano no está allí, sino en Siria, donde las fuerzas de su país mantienen junto a sus aliados un enfrentamiento con los yihadistas del Estado Islámico.
Tampoco la de la presidenta Cristina Kirchner, que ayer dejó que del encuentro sobre el clima se encargara el canciller Héctor Timerman. Su mirada está puesta en un objetivo: instalar hoy antes sus pares de más de 200 países la necesidad de avanzar rápidamente con el tratamiento del proyecto que busca establecer un nuevo marco regulatorio para la reestructuración de la deuda de los estados. Pero la tarea no será sencilla, ya que los múltiples enfrentamientos bélicos que se han desatado en diferentes puntos del globo, como en Siria, Gaza y Ucrania, entre otros, concitan la atención del mundo diplomático tanto como los coletazos de la crisis económica.
No obstante, será en este último punto en el que la mandataria hará hincapié cuando le toque brindar a las 13 su discurso de 15 minutos para que la iniciativa presentada a través del G77 más China se ponga en marcha cuanto antes, de manera de evitar que la sombra de los fondos buitre sobrevuele otras naciones y anotarse, en el camino, un logro importante para el último tramo de su gestión. El deseo de Cristina es que la letra final esté escrita y aprobada para la próxima asamblea de la ONU, que se celebrará apenas un mes antes de las elecciones del año próximo. De conseguirlo, recibirá una inyección de oxígeno para afrontar el desafío de mantener poder político en esa etapa y empujar las candidaturas oficialistas.
En el camino, deberá aún resolver la pulseada con los holdouts tras el fallo del juez de Nueva York, Thomas Griesa, que ordenó el pago a los fondos buitre de 1600 millones de dólares y frenó las transferencias a los bonistas del canje, hechos que sumaron complicaciones a la delicada situación que atraviesa la economía argentina, y dieron pie al proyecto que hoy la Presidenta llevará a las Naciones Unidas.
El debate, del que no tomarán parte los mandatarios de Rusia, China, India, ni la canciller alemana, será inaugurado mañana por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, como parte de una tradición iniciada en 1947 cuando el jefe de la delegación de ese país habló en la apertura de la primera sesión especial de la Asamblea. Luego el será el turno de Obama y el representante de Uganda, país que preside la Asamblea. El cuarto orador será el rey de España, Felipe VI, en lo que será su primera intervención en la sesión inaugural de una asamblea, que también contará con la intervención de los jefes de Estado de Chile, Francia, México, Turquía, Bolivia, República Dominicana, Costa Rica, Honduras, Venezuela y Reino Unido. El turno de Cristina será el 16º, luego del representante de Indonesia, y antes del de Turquía. La jornada continuará con un almuerzo brindado por el titular de la ONU, Ban Ki-moon, y la asistencia al Consejo de Seguridad, que comenzará a las 15. Allí, el tema bélico ganará volumen. Para entonces, la Presidenta ya habrá dejado en claro cuál es su propia batalla.