EL ENTRERRIANO SERGIO URRIBARRI SE QUEDÓ SIN EL TRAMPOL N

Con un PJ revitalizado para 2015, Capitanich es el nuevo jefe de Gabinete

Si bien juraba que no pretendía un cargo nacional, el gobernador chaqueño reemplazará a Abal Medina, despacho que ocupó durante la presidencia de Duhalde en 2002

Media hora antes de que el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro anunciara que será el nuevo jefe de ministros, con Juan Manuel Abal Medina de salida, Jorge Milton Capitanich estaba reunido con su propio gabinete en Chaco. Para realizar los primeros balances del año y plantear nuevas metas de trabajo, especificaba su cuenta de Twitter. Si bien se anticipaba que ese estratégico despacho nacional estaría destinado, en un eventual recambio ministerial, al peronismo (en líneas generales, para sostener al Gobierno post-derrota electoral en el camino hacia 2015) y a un gobernador (en lo específico), el propio Coqui se había bajado de la carrera. No me gustaría sumarme a una función ejecutiva en el Gobierno, había sentenciado a principios de mes ante este diario. Excusaba su tirante relación con su vicegobernador para evitar abandonar sus pagos y su despacho. Pero el 59,31% obtenido en las urnas (con su nombre en la boleta como senador suplente), le auguraban una segura mudanza si le hacían la oferta, que no podía rechazar, desde la Casa Rosada.
El supuesto derrotado, su colega entrerriano Sergio Urribarri, igual celebró su nombramiento. Es un político capaz y está preparado, como ya lo ha hecho en otro momento de la Nación, para cumplir con estas nuevas funciones, lo halagó en Twitter. Sin embargo, las aspiraciones eran muchas: el Pato ya imaginaba, alentado por el Secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, que la jefatura de Gabinete sería el perfecto trampolín para convertirse en el heredero por derecho propio del cristinismo. Y así arrebatarle cualquier posibilidad (incluso remota) al bonaerense Daniel Scioli, que de mínima aspira al menos a ser bendecido sucesor obligado a fuerza de sus números en las encuestas. El ex motonauta, de buen diálogo con el chaqueño con el que comparte una similar concepción del rol del justicialismo para los próximos dos años, alentaba por dentro la variante Capitanich para evitar que la coronación temprana de Urribarri.
Escriba de los documentos pejotistas, Capitanich logró ocupar un lugar indiscutido en la mesa del PJ Nacional. Un asiento importante en la teoría pero, en la práctica, aún es un partido congelado, con una próxima nueva postergación de sus internas en agenda. En la sede de Matheu al 100 el chaqueño siempre fue los ojos y oídos de la Rosada. Al punto que cuando el Gobierno pretendió acotar a Scioli el año pasado, Capitanich fue nombrado al frente de la Comisión de Acción Política que comandaría la institución sin precisar la firma de su presidente interino. Esa mesa chica también sucumbió al letargo partidario.
La mudanza del chaqueño entusiasma a la Liga de Gobernadores (evitan llamarse así para no despertar malestar en la Quinta de Olivos), cuyo escenario es el instituto de formación política Gestar, creado por el sanjuanino José Luis Gioja, alma máter del resurgir peronista que continúa internado tras estrellarse su helicóptero. A los habitués Scioli, Urribarri y Capitanich se suman el salteño Juan Manuel Urtubey, el tucumano José Alperovich, el mendocino Francisco Paco Pérez, el misionero Maurice Closs, el jujeño Eduardo Fellner, entre otros. Todos con más o menos aspiraciones para 2015. La elección de Capitanich puede ser un indicio de preferencias presidenciales. O no, con una Cristina Fernández de Kirchner especialista en mostrar las cartas a último momento. Por ejemplo, para evitar derramamiento de sangre prematuro en el rearmado partidario, para la presidencia del PJ, otro posible trampolín, el consenso era bendecir a un candidato inocuo, alguien con nulas chances de integrar una futura fórmula presidencial.
Capitanich tiene experiencia en el cargo. Lo ejerció durante los primeros meses de la presidencia de Eduardo Duhalde en 2002. Fue uno de los pocos funcionarios sobrevivientes de la efímera gestión semanal del puntano Adolfo Rodríguez Saá. Había estado al frente del ministerio de Infraestructura y Vi vienda. Después regresó a su banca en el Senado para, contra todo pronóstico, en 2007 ganar la gobernación de Chaco.

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