Aquellos pollos de Mazzorín

El gobierno de Raúl Alfonsín transitaba por la mitad del mandato y la economía estaba cada vez más complicada. Entre tanto paro nacional convocado por el ex dirigente de la CGT, Saúl Ubaldini, sorprendió un lock out de los productores de pollos. El conflicto de intereses tenía como protagonistas a un Gobierno que quería que los precios bajen, y a los productores locales y a empresas multinacionales que pretendían mantenerlos altos. Con la inflación que crecía de manera abrupta y con el foco puesto en querer bajar los precios, el ex secretario de Comercio Interior, Ricardo Mazzorín, decidió importar pollos. Los mismos llegaron desde Hungría, Venezuela y Brasil. Pero la jugada estuvo lejos de poder cumplir con el objetivo. Una parte de los pollos importados se pusieron en mal estado y no pudieron volcarse al mercado. Con la noticia, las empresas y los productores aprovecharon para atacar al Gobierno, y más aún a Mazzorín. Los precios, que habían bajado al principio de la medida, después subieron como lo hicieron el resto de los productos en una espiral que en 1989 terminó de la peor manera: con la primera hiperinflación de la democracia y con Alfonsín adelantando las elecciones.

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