Análisis

Reducción de la jornada laboral: la explicación de un economista sobre por qué no funcionaría en Argentina

El consultor de Invecq Santiago Bulat abrió un hilo en Twitter y argumentó las razones por las cuales esta iniciativa no se podría llevar adelante de forma exitosa en el país.

Luego de que la reducción de la jornada laboral tuviera éxito en una prueba realizada en Islandia y se aplicara en algunas compañías en distintos puntos del mundo, el debate sobre su posible implementación en la Argentina llegó rápidamente y ya generó cruces entre diferentes sectores.

Este miércoles fue Santiago Bulat, economista de IDEA, quien se pronunció en redes sociales para manifestar su opinión al respecto. A través de un hilo que abrió en su cuenta de Twitter, el especialista desarrolló su explicación con gráficos ilustrativos.

Reducción de la jornada laboral: un informe alerta que podría perjudicar a los trabajadores argentinos

Hay dos proyectos de ley presentados sobre la reducción de la jornada laboral que tienen "buena intención", aunque "también algunos problemas", introdujo Bulat.

En primer lugar, sostuvo que "es cierto" que la tendencia global es ir a jornadas laborales más cortas desde hace tiempo. También "es cierto que Argentina, en conjunto con varios países de AMLAT, se encuentra entre los países con mayor carga en la jornada laboral: 48 horas semanales".

En varios países como Islandia, Nueva Zelanda, Francia o Japón se realizaron bajas de la jornada laboral en los últimos años con resultados positivos en el bienestar: "bajó el ausentismo y los niveles de estrés", destacó el también consultor de Invecq.

Sin embargo, remarcó que "nada de esto fue gratis". Y a renglón seguido, ejemplificó: "en Francia, para morigerar los costos sobre la nómina, el gobierno dio reembolsos a las empresas sobre los pagos en tributos a la seguridad social. En Islandia sucedió algo similar".

En Argentina, puntualizó, los proyectos argumentan que "la reducción de la jornada laboral llevaría a redistribuir el trabajo entre más personas". Es decir, "las empresas producirían lo mismo y necesitarían tomar más personal. El salario no se modificaría, habida cuenta de la pérdida sufrida previamente".

"Acá es donde se complica", advirtió Bulat, porque "si fuera fácil generar empleo reduciendo horas optaríamos trabajar dos horas en vez de seis u ocho con el fin de incluir a más trabajadores. Esto se llama ‘lump-of-labour fallacy' que entiende que el nivel de producción es fijo cuando no lo es".

En ese sentido, enfatizó que el problema de la Argentina justamente es de capacidad de producción.

Las empresas tienen costos fijos (salariales y extra) por cada empleado, como por ejemplo impuestos, transporte, capacitaciones, vacaciones y obras sociales, entre otros. Por eso, a su entender, "si los salarios se mantienen pero se aumentan los costos con el *mismo* nivel de producción, será insostenible sin asistencia estatal".

"Si los salarios se mantienen pero se aumentan los costos con el *mismo* nivel de producción, será insostenible sin asistencia estatal"

El economista hizo hincapié en que el nivel de salarios de la economía y de empleo tiene una relación bastante directa con el crecimiento económico, aunque aclaró que "No siempre es lineal" por cambios en la tecnología o adaptación a esos puestos de trabajo, entre otros motivos.

Empero, resaltó que en los últimos años "cuanto más producimos y vendemos, más ganamos".

A modo de conclusión, Bulat sintetizó: "La pregunta de cómo aumentar la cantidad de empleo y el nivel de salarios de toda la economía va a depender de cómo producimos lo que el mundo demanda, cada vez más y de mayor calidad".

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