Los cinco datos clave que mirará el Gobierno para saber si en octubre remonta la elección

Los estrategas de Juntos por el Cambio pondrán la lupa en cinco escenarios que definirán como se sigue hacia las elecciones generales. Todos en el Gobierno y el comando de campaña, cruzan números y especulaciones sobre los votos que faltan.

El Gobierno espera las PASO del domingo con la presión de quien se juega la cabeza. El presidente Mauricio Macri ya no sabe cómo conjurar la ansiedad: mira encuestas, trata de mantener la calma y hace cálculos. Todos en el Gobierno y el comando de campaña, cruzan números y especulaciones sobre los votos que faltan y estudian la forma de compensar lo que se pierda en un territorio con lo que se gane en otro. 

El domingo, los estrategas de Juntos por el Cambio pondrán la lupa en cinco datos que definirán como se sigue hacia las elecciones de octubre. Esto es, si continúan con la estrategia marcada, se redobla la apuesta con la fe en revertir los resultados, o si directamente se comprueba que la cuesta hacia las generales será imposible de remontar. Los escenarios a analizar son los siguientes: 

1) PORCENTAJE DE LA POLARIZACIÓN Y EL VOTO EN BLANCO: pese a haber impulsado esa pelea extrema con el kirchnerismo, la estrategia podría complicarse si la fórmula del Frente de Todos logra superar el 40% de los votos, algo que la podría dejar al borde de triunfar en primera vuelta. Según la Constitución, el ballotage se evita si el ganador de las elecciones alcanza el piso del 40% de los sufragios con una diferencia de diez puntos sobre el segundo. O, si directamente, logra superar el 45%, más allá de lo que saque su contrincante. En este caso, el riesgo no estaría en la brecha que Alberto Fernández le saque a Macri, cada vez menor según los sondeos, sino en las volteretas de las normas que rigen el conteo del voto en blanco. Los votos válidos, es decir los de los sobres vacíos, se cuentan en las PASO pero no se suman en los comicios generales. Algo que aumenta la base y cambia los porcentajes. Así, si Fernández lograra superar el 40% de los votos el domingo, podría en octubre ampliar su porcentaje con la misma cantidad de sufragios. 

2) PRESENTISMO: con el Presidente a la cabeza, los principales candidatos oficialistas instalaron que el domingo se juega mucho más que las primarias en 17 provincias. Y aunque no lo dicen con todas las letras, se sugiere que lo que está en vilo es la estabilidad del dólar. En la Casa Rosada saben que Macri va a perder en ese primer turno electoral, como ya pasó en 2015 y en las legislativas de 2017. Pero la preocupación pasa por estas horas por cómo se pierde. Una diferencia menor a los 5 puntos, no generaría alarma. Pero el problema es si la diferencia supera los 8 puntos. Ahí, dicen, los mercados se van a asustar por un posible triunfo del kirchnerismo y podría dispararse el dólar, algo que beneficiaría a Cristina Kirchner y Alberto Fernández.  

En esa línea, buscan aumentar la participación electoral, con la certeza de que los más reacios a votar en las primarias son los adultos mayores de 70 años, que no están obligador a sufragar y que en su mayoría apoyan la gestión de Cambiemos. Se trata de 3,7 millones de adultos mayores habilitados en el padrón.  

También mirarán con precisión minuciosa la participación en el interior de la provincia de Buenos Aires, donde suele haber un presentismo del 70% contra el 80% del conurbano.  

En las Paso de 2015, la participación electoral nacional fue de 75%, mientras que en las generales subió a 81%. El comando de campaña estará atento a la cantidad de electores que concurran a las urnas y cruzaron los datos para trabajar de cara a octubre sobre los sectores y segmentos que se abstuvieron. 

3) EL VOTO MASSA Y EL VOTO LAVAGNA: Con su expertis en el manejo de bigdata, los hombres de la campaña van a analizar si el candidato a diputado del Frente de Todos logró sumar sus votos a los Fernández. Eso se averigua contrastando su desempeño con el de Cristina Kirchner en 2017. Si la fórmula K crece en donde le había ido mal, es probable que sea mérito del tigrense. Lo mismo harán con Roberto Lavagna. Con esos datos en la mano, saldrán a conquistar a esos electores. En cambio, creen que los votos de José Luis Espert podrían cooptarlos en un 85%. 

4) DIFERENCIA EN EL RESULTADO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES:  será la pelea clave, al representar el 37% del padrón nacional. Conscientes de que el territorio concentra el poder electoral de Cristina Kirchner, y ante el golpe feroz que causó la crisis en el conurbano, esperan perder la elección presidencial en la Provincia por una diferencia de 8 puntos. En el caso de la batalla por la gobernación, calculan una derrota de María Eugenia Vidal por 4 puntos. Así, dicen, la diferencia de votos podría compensarse con la victoria en Córdoba, Mendoza y Santa Fe, donde el resultado está parejo. Si el triunfo del Frente de Todos en suelo bonaerense fuera, en ambos casos, superior a esas expectativas, sería un desastre, dicen

5) DIFERENCIA EN EL RESULTADO EN CORDOBA: los cordobeses fueron cruciales para que Macri ganara la elección en 2015, al darle el 72% de los votos en el ballotage contra el 28% obtenido por Daniel Scioli. Nada más y nada menos que una diferencia de 900.000 sufragios. No es casual que Macri haya elegido a la docta para cerrar su campaña. Si bien la decisión del gobernador Juan Schiaretti de presentar boleta corta -es decir, sin candidato presidencial- fue tomada como un guiño hacia el Presidente por la Casa Rosada, Alberto Fernández mide mejor que Scioli y la brecha esta vez podría acortarse. Si la diferencia que sacara Juntos por el Cambio fuera menor a los 300.000 votos, no alcanzaría para compensar lo que se pierda en suelo bonaerense, dicen. Y sería difícil de revertir un resultado adverso de cara a octubre. 

El resultado de la combinación de estos escenarios estará la clave para saber lo que vendrá. 

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