Negociar el acuerdo entre gremios y empresas, el desafío de un viejo amigo de Alberto

Claudio Moroni asumirá la semana que viene como ministro de Trabajo con la misión de articular un horizonte administrado de precios y sueldos que permita contener expectativas y a la par ofrecer un escenario de certidumbre en el mediano plazo.

“Es un hombre más de números que de palabras. A los empresarios les va a gustar . Así caracterizó un encumbrado dirigente del peronismo porteño a Claudio Moroni, el abogado y amigo personal de Alberto Fernández que el próximo martes asumirá al frente del Ministerio de Trabajo.

La referencia al gusto por los números del futuro funcionario y a su perfil técnico-administrativo que genera entusiasmo en el mundo empresario, no parece una definición producto del azar: el nuevo titular de la cartera tendrá que enfrentar el difícil reto de negociar con los principales actores del mundo del trabajo las condiciones de un acuerdo social que el Presidente electo juzga clave para el desafío de reactivar la economía tras meses de dura recesión.

Moroni buscará también desde la próxima semana atender la tarea de recomponer el área laboral, que recuperará el rango de Ministerio después de haberse convertido durante la administración de Cambiemos en apenas una secretaría dependiente de una desdibujada cartera de Producción.

Su gestión se concentrará en una primera etapa en la búsqueda de consensos con las centrales sindicales y las cámaras empresarias para apuntalar un pacto que, tras una suba salarial de emergencia destinada a inyectar fondos para el consumo, articule un horizonte administrado de precios y sueldos que permita contener expectativas y a la par ofrecer un escenario de certidumbre en el mediano plazo. Para Alberto, ese acuerdo en marcha es la condición necesaria para acelerar la conformación del más ambicioso Consejo Económico y Social.

El segundo objetivo clave de Moroni se vincula estrechamente al primero y se refiere a la relevancia que tendrá su gestión para administrar la conflictividad social y la protesta callejera en un contexto en el que las paritarias estarán condicionadas por las necesidades del programa económico que impulsa el nuevo gobierno.

Desde esa lógica y previo a asumir formalmente el cargo, el inminente ministro encaró una política de acercamiento con la primera línea de la CGT en la búsqueda de respaldos contundentes que despejen la amenaza de conflictos.

Los caciques sindicales de los gremios más poderosos, incluido el propio Hugo Moyano que logró colar un hombre de su confianza en la segunda línea del nuevo Ministerio de Transporte, le garantizaron paz social y hasta mostraron disposición para prorrogar la apertura de las discusiones salariales de 2020 si el nuevo gobierno decreta en diciembre un aumento salarial de emergencia para el conjunto de los trabajadores.

El desembarco de Alberto Tomasone, el abogado del sindicato de Comercio de Armando Cavalieri, al frente de la Secretaría de Trabajo del nuevo ministerio fortaleció la profundidad del compromiso sindical.

La elección de Moroni para Trabajo reafirma el sentido de que en buena medida Alberto logró impregnar con su propia impronta la gestión que arrancará el próximo martes.

Amigo personal y compañero de estudios del nuevo jefe de Estado, el funcionario forjó gran parte de su carrera en la administración pública, donde ocupó cargos durante las gestiones del menemismo, de Eduardo Duhalde y de Néstor y Cristina Kirchner.

Docente universitario y gran conocedor del funcionamiento del Estado, Moroni se desempeño en áreas muy sensibles del sector público, como la Afip, la Anses, la Superintendencia de Seguros de la Nación y la Sindicatura general, entre otros organismos

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