La industria sin señales de repunte, por lo menos hasta fin de año

En los primeros ocho meses de 2019 todas las ramas mostraron caída en relación a 2018. Sin estabilidad macroeconómica y mejora del salario real es virtualmente imposible pensar en una recuperación del sector manufacturero, dicen desde el sector.

Quienes prenden velas a la reactivación de la producción industrial deberán mantenerlas encendidas, al menos hasta fin de año o comienzos de 2020.

En lo que va del año todos los sectores manufactureros están en terreno negativo, con caídas pronunciadas en vehículos (24% interanual), maquinaria y equipos (21%), textiles (14%), industrias metálicas básicas (10%) y plástico (10%), sólo por mencionar algunos.

Este desplome se da en un escenario de fuerte retroceso de la demanda interna por caída del poder adquisitivo del salario, tasas de interés muy elevadas para apalancar la producción e impulsar exportaciones, y una volatilidad cambiaria que complica el proceso de producción.

Así, la estabilidad macroeconómica se ha convertido hoy en un factor clave si se pretende un mayor dinamismo en el sector industrial y en la economía en su conjunto.

Un informe de Ecolatina, al que tuvo acceso El Cronista, destaca que "las perspectivas para la actividad industrial no son alentadoras", a partir de la aceleración de la inflación tras las PASO, que "no deja posibilidades de que el salario real pueda percibir mejoras los próximos meses".

Por otra parte, las tasas que rigen para financiar el consumo "son casi prohibitivas, así que difícilmente la demanda interna pueda reactivarse en el corto plazo".

Hay alguna alternativa por el lado de los sectores orientados a las exportaciones, un segmento que tiene mayores incentivos por la competitividad ganada por vía cambiaria. Sin embargo, no es menos cierto que las pymes "tienen dificultades para poner en movimiento la producción ante el encarecimiento del crédito" señala Ecolatina.

Además, las nuevas restricciones en materia cambiaria y los plazos fijados para liquidar exportaciones "provocan un desincentivo para el crecimiento sostenido de las ventas externas", mucho más en un escenario de elevada incertidumbre.

"Hay algunos microclimas, los vinculados al agro, las empresas más volcadas al comercio exterior, más Vaca Muerta, pero en términos agregados, seguramente la industria encuentre un piso hacia fin de año o principios de 2020", indicó Mariángel Ghilardi Sierra, economista jefe del Área Microeconomía de Ecolatina. Y sobre una eventual recuperación precisó: "Esto no va a significar todavía un despegue rápido".

Varias razones de peso permiten comprender esta proyección. Desde el lado de la demanda interna, no hay demasiados incentivos, ante un mercado doméstico deprimido.

Por el lado de las exportaciones, a las que sí se les abrió un nuevo escenario tras la devaluación, "es difícil que muestren una aceleración en este contexto", indicó Ghilardi Sierra.

El hecho es que la mayoría de las empresas industriales son pymes, y para poder atender una mayor demanda externa necesitan un mercado doméstico fuerte que les permita lograr cierta escala y mejorar su competitividad para lanzarse a los mercados del exterior pero además, requieren financiar su producción, algo que hoy no está disponible en el mercado.

"De esta forma, la industria continuará sumergida bajo el agua hasta tanto el poder adquisitivo mejore, la tasa de interés se torne más accesible y la economía y la política muestren señales de estabilidad", concluye el informe de Ecolatina.

A esto hay que agregar la incertidumbre electoral. "Hay que ver qué gobierno asume el 10 de diciembre, qué equipo económico vendrá y qué va a pasar con las restricciones cambiarias, que también afectan mucho a la industria", destacó Ghilardi Sierra. Y remató: "Es necesario primero la estabilidad macroeconómica para después pensar en cuestiones más micro".

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