Opinión / Carlos Curi

El envejecimiento de la población y el desafío del ahorro

El mundo entero está atravesando un proceso que impactará en las presentes y futuras generaciones: el incremento de la población mundial mayor de 65 años y a la creciente sobrevida después de la edad de retiro.

Este fenómeno modificó la estructura poblacional y seguirá haciéndolo. El triángulo era la figura tradicional de la pirámide poblacional que solíamos conocer: su base la componen los más jóvenes y a medida que la escalamos la población de mayor edad se reduce ya que, tradicionalmente, los "adultos mayores" fallecen a medida que los segmentos de edad aumentan. Hoy enfrentamos una transformación de esa pirámide, donde el triángulo se va convirtiendo en un cuadrado.

Aquellas personas que hasta hace apenas unas décadas tenían una esperanza de vida de alrededor de 15 años luego de terminar su etapa laboral, tienen hoy una expectativa de sobrevida mayor a 25 años.

La consecuencia de esta tendencia es que no solo habrá que pagar pensiones por más años, sino que la sociedad deberá ofrecer prestaciones de salud durante períodos más prolongados a mayor cantidad de personas.

Los sistemas de reparto tienen como rasgo característico la solidaridad intergeneracional, que implica que la población activa financia los ingresos de la pasiva. El crecimiento de la longevidad hace que los gobiernos se vean impulsados a aumentar las cargas previsionales pagadas por trabajadores y empresas, a disminuir los beneficios para los retirados o a aumentar la edad de retiro.

En todos estos casos, la población en su totalidad tendrá una calidad de vida inferior y el estado de bienestar se irá resquebrajando sostenidamente en el tiempo. Ante este escenario, cada vez más países van adoptando reformas previsionales que apuntan a incrementar los impuestos o subir la edad de retiro.

Los Estados enfrentan un proceso que obligará a traspasar de manera sistemática la responsabilidad por el futuro previsional a manos de la sociedad, producto de la imposibilidad de los mismos para afrontar la responsabilidad asumida cuando la población tenía otra estructura piramidal.

Debemos pasar de una sociedad guiada por el consumo a una sociedad del ahorro, siendo este una reserva de consumo inter-temporal. Para llevar cabo la transformación del sistema previsional varios actores deberán asumir responsabilidades. Básicamente, en los sistemas de ahorro para retiro deben intervenir tres pilares: el Estado, manejando el sistema solidario de manera sustentable. Adicionalmente debe asegurar exenciones impositivas que constituyan incentivos para la acumulación de ahorro en los dos siguientes pilares. Debe haber una política pública que concientice a la población guiando hacia el diferimiento de consumo (mediante el ahorro) para la etapa pasiva.

Las empresas, que deben cumplir con su función de responsabilidad social mediante la introducción de planes complementarios de ahorro compartido (empresa-individuo) entre sus esquemas de compensación, a fin de asegurar la inclusión social de sus empleados a la hora del retiro.

Por último, el tercer pilar es el individuo, que debe tomar conciencia de que el bienestar de su retiro está principalmente en sus manos y asumir la responsabilidad de ahorrar.

El Estado de bienestar y la sociedad de consumo no pueden seguir conviviendo con las actuales reglas, ya que la no implementación o la postergación de estos cambios solo hará que nuestra población laboral se transforme en pobre al día siguiente de su retiro. Estado, empresas e individuos deberán asumir el desafío despedirse de esa sociedad de consumo y abrazarse a la sociedad del ahorro. Ese es el camino del futuro.

Noticias de tu interés