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La indexación del gasto crea un alivio de corto plazo pero obliga a pensar una fórmula de salida

La Casa Rosada demoró el anuncio de las jubilaciones para evitar que la oposición acuse al Ejecutivo de manipular la campaña electoral de la PASO. Pero más allá de ese acto formal, lo real es que el Gobierno espera que la aplicación de la ley de movilidad, que permitirá cobrar con un aumento de 13,3% los haberes de agosto y también en todas las asignaciones sociales, tenga un impacto directo en la economía e indirecto en las elecciones legislativas de octubre.

Si bien las empresas vinculadas al consumo minorista ya esperaban que el segundo semestre presentara una mejor perspectiva, porque esperan una mayor baja de la inflación, el Gobierno tiene claro que todo lo que pueda hacer para empujar un poco más esta tendencia le rendirá en términos políticos. Sobre todo cuando sus competidores acicatean el eslogan "la plata no alcanza" y lo repiten cada vez que se dirigen a los sectores de ingresos más bajos.

Este recurso puede ser usado por Cambiemos este año, pero difícilmente lo capitalice en el próximo. Porque cuando comience la discusión por la reforma tributaria, será imposible dejar de atender el costo de financiamiento del sistema previsional. El Gobierno sabe que el gasto en jubilaciones y asignaciones le va a dificultar su objetivo de reducir a 3,2% la meta de déficit fiscal, ya que la movilidad lo indexa hacia atrás. Ya sea que esté atado a la inflación o a los salarios, todavía falta tiempo para lograr que esa curva se aplane y se pueda licuar con un lento crecimiento nominal del PBI.

La Argentina tiene por el momento el beneficio de disfrutar un "bono demográfico". Eso significa que hasta 2040 la proporción de adultos jóvenes en edad de trabajar y aportar al sistema es mayor que la de adultos mayores que reciben sus beneficios. El desafío es que el país se haga rico antes de hacerse viejo.

Y eso no implica solo invertir en la juventud que debe sostener ese desarrollo (hay que hacer crecer el capital humano pero también la infraestructura), sino tomar los recaudos para que todo el sistema fiscal que nutre de recursos a la Nación, las provincias y a los municipios, funcione en equilibrio.

El foco de corto plazo está puesto en reducir la presión impositiva, que hoy es asfixiante tanto para un emprendedor como para una gran empresa. Pero si no se discute todo lo que financian los ingresos públicos en una misma mesa, el aumento a jubilados o la rebaja de un impuesto seguirá siendo un simple parche.

 

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