ENTREVISTA AL PRESIDENTE DE BRASIL

Temer se muestra confiado con las reformas económicas y apuesta a las inversiones chinas

Proseguirá con la agenda que impulsó la moneda y el mercado de valores. Planea aprobar tres nuevas reformas a las leyes educativas, laborales y fiscales

Brasil seguirá adelante con el programa de reforma económica que ayudó a hacer que el mercado de valores y las divisas del país fueran los de más sólido rendimiento entre los mercados emergentes el año pasado.

En una entrevista con el Financial Times, el presidente Michel Temer también advirtió sobre los peligros para la región de una guerra comercial entre Washington y México, e indicó que existía un intenso interés en el país por parte de China, ya que este país busca consolidar su lugar como el mayor socio comercial de la región por delante de EE.UU.

Desde que el gobierno centrista y proempresarial llegó al poder -después de la destitución de Dilma Rousseff en agosto- el presidente aprobó una ley histórica que limita a cero en términos reales los futuros aumentos presupuestarios; comenzó el proceso de una difícil reforma de las pensiones; y ahora planea aprobar otras tres reformas a las leyes educativas, laborales y fiscales antes de las próximas elecciones de 2018.

"Creo que el programa de reforma logrará sus objetivos. El límite de gasto se aprobó en un tiempo casi récord. Aprobamos una reforma extremadamente difícil en cuatro meses y medio", afirmó Temer.

La mayor economía de Latinoamérica sufrió su segundo año de profunda recesión en 2016, encogiéndose en una proporción de más del 3%. Pero su moneda se fortaleció frente al dólar más del 20% durante los últimos 12 meses, y el mercado de valores subió un 37% en términos de moneda local por las perspectivas alcistas resultantes de las reformas.

Los analistas son escépticos en cuanto a que el repunte perdure, y señalan que la anticipada recuperación económica de este año será anémica en el mejor de los casos (cercana al 0,5%).

El mandatario reconoció que la recuperación sería lenta con la industria operando a baja capacidad y con el desempleo -que alcanzó un máximo del 12% en diciembre- tomando tiempo para disminuir.

Pero el presidente Temer declaró que el gobierno estaba tomando medidas de estímulo, incluyendo la inyección en la economía de u$s 9600 millones de un fondo central de garantía de empleo y esfuerzos para reducir las tasas de interés de las tarjetas de crédito, que están entre las más altas del mundo alcanzando hasta un 480%.

La ley de reforma del generoso sistema de seguridad social del país, que aumentará la edad de jubilación a 65 años de la actual media de 54 años, sería promulgada a partir del segundo trimestre de 2017.

Según lo señalado por Temer, el gobierno también tenía la intención de aprobar una ley para abordar el rígido código laboral de Brasil -argumentan que impide las contrataciones- y para abordar el moribundo sistema educativo escolar del país, que produjo unos de los resultados más bajos de las clasificaciones mundiales. Una vez que estas reformas sean aprobadas, el gobierno intentará simplificar el complicado código tributario del país, citado como una clave de la falta de competitividad.

A pesar de las reformas, su gobierno sigue siendo uno de los más impopulares en la reciente historia de Brasil, con sólo el 15% de aprobación.

Esto se debe a que toman duras medidas de austeridad que producirían un legado positivo a largo plazo y se alejan del "populismo fiscal" de gobiernos anteriores "que dejaron a Brasil con un déficit del 10", dijo Temer, quien se comprometió a no lanzarse como candidato para otro mandato en 2018.

"Preferiría que, en vez de ser aplaudido ahora por gastos populistas insostenibles, me aplaudieran luego", agregó.
Otra de las razones de la baja popularidad es la investigación sobre corrupción en la petrolera estatal Petrobras, que tiene implicado a numerosos miembros de su gobierno y de su partido, incluyendo al presidente.

Sobre las políticas del presidente estadounidense, Donald Trump, Temer comentó que una guerra comercial entre EE.UU. y México podría ser disruptiva para el comercio regional en su conjunto y "no sería útil. Nosotros pensamos que, ni para EE.UU. ni para los países de Latinoamérica".

EE.UU. es el segundo mayor socio comercial de Brasil y un importante mercado para los productos manufacturados brasileños, como aviones civiles.

Los economistas opinan que el retiro de EE.UU. del comercio regional creará más oportunidades en Latinoamérica para China, que es ya el mayor socio comercial de Brasil.

El presidente explicó que las compañías chinas son sólidos contendientes en 34 concesiones que realizaran en puertos, aeropuertos, carreteras y otros proyectos de infraestructura ofrecidos por su gobierno.

"Los chinos planean invertir en grande en Brasil y están muy interesados en estas concesiones", agregó Temer.

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