Turismo de Compras, un resumen de los problemas de competitividad de Argentina

Desde hace un año los medios reflejan el incremento de los viajes al exterior, tanto por turismo en general como por turismo de compras en particular. Esto que se observa en todos los pasos fronterizos tal vez tenga su máxima expresión en la provincia de Misiones, ya que durante 2016 hubo más de once millones de cruces en el puente que une Posadas con Encarnación (Paraguay) y una cifra levemente inferior para el puente entre Puerto Iguazú y Foz do Iguazú (Brasil). Así, el aeropuerto de Ezeiza ha quedado en el tercer puesto de importancia como paso migratorio.

Claramente el principal motivo de estos cruces es el turismo de compras, el cual se extiende a los más impensados rubros. De hecho muchos productos y servicios que tradicionalmente no son considerados transables, en zonas de frontera si lo son (por ejemplo ir al supermercado, cargar nafta, ir a cenar, cortarse el pelo o incluso comprar materiales de construcción), por lo que la dinámica económica de la frontera es un buen indicador adelantado de la competitividad de toda la economía argentina.

El consumo y la actividad económica en las fronteras están condicionados también por la dinámica económica, por los tipos de cambio existentes y los costos internos de cada país, entre ellos la presión tributaria, el costo de transporte/logístico y el costo salarial.

En el caso del costo salarial, el problema no pasa por el salario promedio percibido por los trabajadores en los países vecinos sino principalmente porque las cargas laborales que deben enfrentar los empresarios en nuestro país son 60% superiores al promedio vigente en Latinoamérica. En este punto, por lo tanto, la única línea de acción disponible que no generaría pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores argentinos es la disminución de las cargas laborales.

En lo que se refiere a la presión fiscal, al realizar la comparación de las alícuotas de sólo algunos tributos, sale a la luz como se explican los precios finales tan distintos en las ciudades fronterizas. De esta manera, por ejemplo el IVA que en nuestro país asciende al 21%, en Paraguay solo alcanza el 10% y en Brasil el impuesto equivalente, el ICMS, varía entre el 7% y 19% según el producto. Otro caso es el del impuesto a las Ganancias, que en nuestro país es del 35%, mientras que en Paraguay asciende al 10% y en Brasil según la actividad varía entre el 15% y el 25%.

Esta asimetría en costos tributarios puede ser aún más dramática para los empresarios argentinos en la frontera con Brasil en caso de que se apruebe alguno de los tres proyectos brasileños de ley existentes actualmente y que implicarían la eximición de impuestos en la zona de frontera: el primero de estos proyectos (3321/08) establece la eximición del impuesto a las Ganancias a las empresas ubicadas en la denominada Faja de Frontera (150 km contados desde el límite fronterizo) que tiene Brasil con sus 10 países vecinos (entre ellos Argentina), mientras que los proyectos 5711/16 y 5987/16 que impulsan la creación de áreas de libre comercio (eliminando los Impuestos a las Importaciones y a la Producción Industrial) en los municipios fronterizos de los Estados de Rio Grande do Sul y Paraná respectivamente . De aprobarse estas normas, incluso Paraguay tendría una presión fiscal mayor a la de estas regiones de Brasil, lo cual generará un problema aún más complejo para la economía regional.

Pero a su vez, también vemos que en Chile algunos productos (electrónicos por ejemplo) son incluso más baratos que en el país con menor carga tributaria de la región (Paraguay). En este caso claramente la explicación pasa por un sistema logístico mucho más eficiente, lo cual se traduce en reducción de costos y precios.

Por lo tanto, la dinámica económica de las fronteras nos muestra que la competitividad de una economía tiene muchas facetas, donde claramente el tipo de cambio es una de ellas, pero a su vez también existen asimetrías en otras áreas que nos permiten pensar en políticas públicas de aplicación regional con efectos en el corto plazo (principalmente en el área tributaria) y en el mediano plazo (en el área logística y transportes).

Dentro de este marco, la última semana de diciembre se publicó el decreto que establece una alícuota menor del Impuesto a los Combustibles en las ciudades de Posadas (Misiones) y Clorinda (Formosa), lo cual es una medida positiva aunque claramente insuficiente para enfrentar las asimetrías mencionadas.

A su vez, el Programa de Recuperación Productiva de la Ley 27.264 habilita una herramienta que podría ser muy valiosa ya que establece en su artículo 10 que el Gobierno podrá aplicar herramientas fiscales diferenciales y temporales así como incentivos a las inversiones tendientes a compensar a las pymes en las zonas de frontera por asimetrías.

Esto implica que las herramientas para solucionar, al menos parcialmente, el éxodo del turismo de compras que se ve a diario están disponibles. Ahora es necesario utilizarlas.

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