El camino hacia negocios más éticos

A través de diversas capacitaciones, representantes del área de Compliance de grandes empresas transmiten su experiencia a dueños de pymes. En qué consisten estas experiencias.

Fomentar conductas íntegras entre las empresas, sus socios comerciales y los actores relevantes del sistema económico es el objetivo de Alliance For Integrity. La iniciativa, patrocinada por el sector privado, desarrolló recientemente en Buenos Aires De Empresas Para Empresas (DEPE), un programa de capacitación regional de prevención de la corrupción.

Alliance for Integrity es una plataforma que ofrece soluciones prácticas para fortalecer las capacidades de compliance de las empresas y de sus cadenas de suministro. Adicionalmente, contribuye a la mejoría de las condiciones macro para impulsar el diálogo entre el sector público y el privado.

La capacitación Depe, dirigida a pymes, giró en torno a medidas internas, externas y colectivas para prevenir la corrupción en el sistema económico y fue organizada con la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana, la Red Argentina del Pacto Global, la Asociación Iberoamericana de Mujeres Empresarias y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios. La última edición fue liderada por Sergio Páez, gerente de Compliance de Novartis y miembro del equipo de capacitadores de DEPE desde 2014; y Federico Serra, gerente de Legales y Compliance en Baker Hughes, quien fue capacitado por DEPE en julio.

El programa busca asistir a las compañías en el desarrollo e implementación de sistemas de prevención en tres pasos. Primero, expertos en compliance de grandes empresas son entrenados para capacitar a las pymes. En segundo lugar, los entrenadores ya capacitados forman a las pymes locales en la implementación de los programas de prevención de la corrupción. Por último, a través de un soporte técnico, las pymes reciben ayuda para la implementación de los programas.
Este espacio es un curso básico para representantes de empresas con poca o ninguna experiencia en la lucha contra la corrupción. El contenido está orientado a experiencias prácticas y se brindan los recursos para facilitar la implementación. Además, se detallan buenas prácticas internacionales y es un momento para el intercambio entre grandes y pequeñas empresas.

Prácticas más sanas

"En la lucha contra la corrupción, las empresas tienen mucho que hacer, tienen un rol muy activo y muchas posibilidades para combatirla. Cuando las empresas tienen programas de transparencia se contribuye a un país menos corrupto. La idea es que las compañías más grandes, que tienen más experiencia en los programas de compliance y de éticas y transparencia, cuenten su experiencia. De este modo, Las pymes pueden aprender cómo implementarlos y ser empresas más transparentes que no den sobornos", dice Serra.

En el encuentro, los entrenadores destacaron que el soborno es una de las principales formas de corrupción. Hay dos tipos: activo, cuando una persona de la empresa o un intermediario promete, ofrece u otorga una ventaja a un socio con la intención de inducir o recompensar una práctica indebida; y pasivo, cuando una persona de la compañía o un intermediario solicita o acepta una coima de un socio a cambio de una ventaja indebida. La sanción para esta práctica ilegal puede ser: jurídica, comercial o relativa a la reputación. En la capacitación se dejó en claro que todas las empresas tienen la responsabilidad social de adoptar medidas adecuadas para combatir la corrupción.

Por otro lado, se trabajó en la necesidad de abordar y mitigar los riesgos de las potenciales "zonas grises", a las que se suele dividir en dos: prácticas lícitas percibidas como normales y prácticas lícitas que pueden ocultar corrupción. Dentro de la primera opción se incluyen los pagos de facilitación, que, por lo general, son relativamente pequeños y en efectivo, pero generan dependencia y constituyen un riesgo legal. Dentro de la segunda alternativa se consideran los regalos, hospitalidad, viajes y entretenimiento; las contribuciones a partidos políticos; y patrocinios y contribuciones a organizaciones benéficas o gubernamentales. En este caso, el riesgo no surge de los gastos si no de la influencia que puedan causar.

Hay momentos en que las pymes pueden ser un riesgo para las multinacionales. Segio Paez dice: "Muchas de ellas son socias comerciales de las grandes empresas. Si no tienen un programa de compliance, y tienen un caso de corrupción, el negocio se va a tornar inviable para las pymes porque no las van a contratar. Las multinacionales requieren que se cumplan con los estándares de los programas de compliance para integrarlas en su cadena de valor".

"Las pymes están expuestas a los mismos problemas que las grandes empresas. También, necesitan interactuar con el Estado para obtener permisos, autorizaciones y licencias. En ciertos lugares del Estado hay mecanismos que están diseñados para pedir sobornos. Las pymes, a veces, son fácilmente extorsionadas y caen como rehenes de estos funcionarios que arman estos sistemas para pedir soborno. En estos casos las pequeñas empresas son las más débiles y expuestas. Las empresas grandes se pueden defender más porque trabajan en cámaras y tienen más fuerza corporativa para decir que no", agrega Serra.

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