La base monetaria creció 31% en 2016, medido punta a punta y en términos puramente nominales, luego de una expansión de casi $ 105.000 millones en el último mes del año, el que más necesidades de pesos suele concentrar. Esto es una baja frente al 34% que crecieron los agregados monetarios en 2015, pero un retroceso mucho mayor si se lo compara con una inflación que rondó el 40% en todo el año pasado. La contracción "real", es decir un avance por debajo de lo que se movieron los precios, es el principal factor que resalta a la hora de mirar la evolución de los pasivos monetarios en el año que terminó. La otra es que el principal factor expansivo volvió a ser la emisión para el fisco, mantenida a raya sólo por un enorme esfuerzo esterilizador del Banco Central (BCRA). Según cálculos de la Consultora Ledesma, más acordes a los usos de los economistas que prefieren ver saldos promedio para evitar la volatilidad diaria de la masa monetaria, la Base Monetaria promedió un alza interanual de 27,9% nominal durante 2016, frente al avance del 33,2% que había mostrado en 2015. En tanto, las dos variables más importantes para una política anti inflacionaria dinero en la calle y el M2 el dinero transaccional, que más incidencia tiene sobre precios crecieron 24,4% nominal y 24,1% nominal en el año (frente al 33,5% y 34,3% que avanzaron en 2015 respectivamente). Un avance por debajo de la inflación como todo empleado al que le hayan ajustado el sueldo en un año de alta inflación sabe es en realidad una reducción. Sin embargo, ese logro de Federico Sturzenegger no está libre de bemoles si se lo analiza en detalle. Analistas critican, primero, que todo el peso haya caído sobre el BCRA, sin acompañamiento del fisco, y segundo, dos ritmos distintos en el año. "En 2016 la emisión monetaria bruta asociada directa o indirectamente con el financiamiento del déficit del Sector Público Nacional fue la principal fuente de creación monetaria, al alcanzar los $ 311.519 millones. Cifra que resultó un 70% mayor al monto registrado por el mismo concepto en 2015", detalló Gabriel Caamaño en un informe de Ledesma. El cálculo del analista no sería del agrado de Sturzenegger, porque mete en la misma bolsa adelantos transitorios, transferencia de utilidades y compra de dólares que el fisco obtuvo a través de deuda (el BCRA separa este último concepto porque se hace a cambio de activos para las reservas que arrojan rendimientos, pero de todas formas se ve obligado a aspirar con Lebac los pesos que emite para comprar esas divisas, aunque el costo financiero final de esterilizar es menor). El BCRA emitió $ 50.380 millones en adelantos transitorios (préstamos al sector público), $ 109.617 millones en transferencias de utilidades al fisco y $ 160.286 millones para comprarle divisas al Tesoro. Para contrarrestar esa mayor oferta de dinero, la autoridad monetaria debió absorber $ 132.257 millones vía Lebac y otros $ 48.755 millones a través de pases. "El déficit fiscal continuó siendo la principal fuente de creación monetaria, explicando 4 de cada 5 pesos de expansión monetaria bruta. Sólo que ahora lo hizo más de forma indirecta, que directa", señaló Caamaño. Un análisis de Economía & Regiones prefiere focalizarse sobre dos momentos en el año. Primero, cuando hasta octubre la base monetaria decrecía 21% en términos reales y, luego, cuando "la política metió la cola" y la tasa bajó 2 puntos a 24,75% sin que las expectativas de inflación acompañen. Más de la mitad de la expansión monetaria del año, $ 197.775 millones en total, ocurrió en diciembre. "Este aumento de liquidez no se traslada a precios porque la demanda de dinero es estacionalmente elevada en diciembre. Sin embargo, en enero y sobretodo en febrero la demanda de dinero suele caer, con lo cual podría aparecer un arbitraje contra activos en dólares que presionaría tanto sobre el dólar como sobre las expectativas de inflación y la inflación", señaló el reporte de Economía y Regiones.