El bono de fin de año actuó como valla de contención y sería un nuevo salario

Los bonos de fin de año fueron una valla de contención parcial y relativamente ineficiente frente a muchas tensiones sociales.

Los montos variaron entre los $ 2000 originales pactados entre un sector del empresariado y la CGT con el patrocinio del Gobierno nacional, hasta superar diez veces el valor original.

El subsistema creado, que sería de pago único por este año, ya que el próximo veremos, ya que lo único y lo provisorio en nuestro país es permanente y definitivo, e irradió distintos efectos indirectos.
Por ejemplo, casi tres millones de jubilados que perciben el haber mínimo de $ 5661 cobrarán un bono de $ 1000.

A su vez, los agentes que prestan servicios en el Estado Nacional tendrán un bono de entre $ 2000 y 3500. El monto varía de acuerdo con el escalafón y el personal jerárquico fue excluido, pero se incluirá a los contratados.

Otro tanto ocurrirá con los planes sociales que recibirán un pago extra de $ 1000. El beneficio alcanza a 2,7 millones de familias. El costo para el Estado de este ítem será de $ 2700 millones.

Los aceiteros recibirán $ 13.700 en diciembre y $ 7800 en enero, lo que totaliza $ 21.500 según cerró el jueves pasado la Federación de Trabajadores Aceiteros lo que superó al resto de los gremios. Yofra -parte la CGT-con empresas multinacionales como Nidera, Molinos, Dreyfus y Cargill, concluyó el año con un sueldo básico se elevó a los $ 19.690.

Los ferroviarios acordaron de bono la suma de $ 5000, los bancarios con Sergio Palazzo liderando la Asociación Bancaria (AB), lograron entre $ 8000 y $ 12.000, y Camioneros, que conduce Hugo Moyano, se hará de $ 7260 no remunerativos y en cuotas.

Por su parte, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) cerró un bono de para los trabajadores del Subte con una única cuota fija de $ 5000 y dos cuotas extras variables, sumado al adelanto de paritarias de 2017. Eso implica que, según la categoría, cobrarán entre los $ 10.300 y $ 13.000 netos.

El rubro Alimentación de Rodolfo Daer obtuvo el beneficio de $ 2500 a $ 4000; los trabajadores asociados en UTEDyC (entidades deportivas y civiles) $ 2000; los empleados judiciales porteños, entre $ 4500 y $ 9500; y los encargados de edificios de FATERyH, $ 2000.

Los criterios fueron muy dispares, pero se podrían sintetizar en cuatro grandes grupos:

-A. Los que buscaron un mínimo común denominador, cuando la actividad estuvo recesiva, y por ende se aproximaron a los $ 2000 o no lograron un monto general y dejaron a las empresas libradas a su propio criterio;

-B. Los que lograron fijar montos por categoría o por segmentos de ingresos, y que en general tuvieron un año positivo y rentable, y por ende, el bono se diferenció según los niveles de ingresos;

-C. Los que tuvieron un año próspero, que en general pujaron por lograr buenos bonos, como ocurrió con la actividad bancaria, o que fijaron un bono en segmentos y en cuotas o relacionados con los niveles de actividad o con las horas extras, con retribuciones variables que se podían pagar con las vacaciones; y

-D. Los que tienen un poder de daño superlativo dentro de las campañas y etapas de la producción, y por ende lograron valores excepcionales, como los aceiteros.

El bono de fin de año es y fue de pago único, de carácter no remunerativo, y se constituyó en un refuerzo del aguinaldo. Si hacemos cuentas de la incidencia en cada uno de las actividades, podríamos concluir que el bono tiende a contribuir a que el aguinaldo sea de un salario completo en la segunda cuota. En otras palabras, si el SAC o sueldo anual complementario es el salario número 13, el bono podría llegar a ser el salario número 14.

Como las tendencias requieren de una segunda experiencia, deberíamos esperar lo que ocurra a fin del 2017 para ver si las expectativas se convierten en realidad.

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