REPORTAJE 3D

Eduardo Donza: "El mercado de trabajo ya no es eficiente para salir de la pobreza"

El economista e investigador del Obvservatorio de la Deuda Social de la UCA, Eduardo Donza, afirma que los programas sociales son indispensables, pero sólo sirven para paliar la indigencia. Pide al Estado políticas consensuadas con los sectores productivos para afrontar el problema y poner el foco sobre las hoy postergadas economías regionales.

La Justicia le ordenó esta semana al ministro Axel Kicilloff que dé a conocer la cifra oficial de pobreza, un número que el Gobierno decidió esconder bajo la alfombra y se abstiene de difundir desde el segundo semestre de 2013.

A falta de cifras oficiales (la última medición del Indec arrojó la poco creíble estadística de 4,7%), el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), vino a suplir ese vacío: según sus datos, los más respetados entre las mediciones no oficiales, la pobreza afecta a 11,5 millones de personas, es decir, un 28,7% de la población argentina.

En una entrevista con 3Días, Eduardo Donza, economista y miembro del Observatorio, dice que es tiempo de asumir el problema y buscar soluciones.

¿Imagina al Gobierno blanqueando el número de pobres que no muestra desde 2013?

- Es difícil. Lo más lógico, si sostienen lo que venían diciendo, sería (que den a conocer) niveles cercanos al 5%, es decir, un nivel de pobreza e indigencia que no tenía ninguna credibilidad. Pero no creo que presenten ningún valor, de todos modos.

¿Se puede trabajar con eficacia sobre la pobreza sin tener un diagnóstico de la situación?

- La implementación de políticas se puede hacer. La Asignación Universal por Hijo es importantísima para luchar contra la indigencia, pero no alcanza para salir de la pobreza. Pero no existe la posibilidad de analizar bien la evolución, cómo se transmite el éxito para afuera. También el hecho de que tenga que seguir existiendo la AUH tiene dos lecturas: una es la preocupación oficial por la calidad de vida de la población y otra, la necesidad de seguir haciéndolo. Eso indica que hay problemas serios de ingresos en la población.

Los especialistas coinciden en que hay un núcleo duro de pobreza difícil de quebrar...

- Es lo más preocupante. Hay una pobreza que es estructural. Si uno analiza la evolución después de la crisis de la convertibilidad, salimos con un 52% de pobreza, el 21% de desocupación, varias situaciones internas, y también externas, hicieron que mejore muchísimo la situación de los hogares, pero eso hasta 2008-2009, que hay un estancamiento.

¿Coincide con la aceleración de la inflación?

- Es otro de los factores. Convergen varios: una necesidad de mayor recaudación, la inflación que se va acelerando, entonces ya están un poco agotadas también las posibilidades de producción en el país. Tengamos en cuenta que de la crisis de 2001-2002 se sale con una capacidad ociosa del sistema productivo, sin la necesidad de que se desarrollen inversiones, y eso también fue un trampolín para salir mucho más rápido.También el precio de las commodities, que hoy ya es un escenario diferente, y una recesión generalizada, entonces se podía devaluar como se devaluó saliendo del uno a uno sin que eso se transmita tanto a precios. Pero eso tuvo un techo. Y a partir de 2008-2009 se estabilizan las mejoras, se desacelera la creación de empleo, hay un estancamiento y en 2007 es cuando empieza la intervención del Indec y la inflación, que no se reconoce. Y se desengancha la estadística pública de la realidad.

Si se comparan las cifras de pobreza/indigencia con las de los 90, ¿cómo estamos?

- Como en la mejor época de la década del 90, con el resto de los indicadores estamos como a mediados de los 90. Hay que separar lo que es pobreza de indigencia, que es la parte de la población a la que los ingresos no le alcanzan para los gastos de alimentación y hoy está cerca del 6%. Cuando se habla de los 90, se habla de la última parte. La convertibilidad, del 92 al 94, tuvo un auge, después empezó a decaer, por eso se pone el punto de comparación según lo que se quiere probar. Lo que se está debatiendo son modelos económicos, uno puede tomar el mejor punto y otro el peor, pero lo que se hace académicamente es analizar todos: la punta de la montaña y lo más bajo del valle.

¿Qué hay que mirar entonces?

- A partir de la década del 70 y el 80 apareció un sector informal que se desarrolló mucho con las políticas neoliberales del 90, mejoró un poco con la implementación de políticas de 2003, pero continúa en forma muy fuerte. Argentina empezó a parecerse en los 90 al resto de América Latina con el autoempleo y algunas actividades cercanas a la mendicidad, como jóvenes limpiando los parabrisas, mucha venta ambulante, producción informal que puede hasta parecer exitosa en emprendimientos como La Salada y con una parte de la economía que se va informalizando fuertemente. Hay una parte importante de la población que sólo puede insertarse en esos sectores informales.

El clientelismo político, ¿contribuye a perpetuar ese núcleo de pobreza estructural?

- El clientelismo contribuye en la medida en que no se desarrollen estructuras productivas regionales. Hay que tratar que los planes sociales no dependan de la decisión de una persona, que no sean vistos como un regalo que el gobernante le hace a la familia. El Estado está asumiendo una responsabilidad, y ahí es el gran cambio respecto de los 80, tendría que ser el mercado de trabajo el que cubra esas necesidades y es lo que no se puede hacer desde el 90 y hoy tampoco. Si uno analiza la evolución del porcentaje de población en situación de indigencia, fue disminuyendo, aumentó un poquito por la inflación, y ahí se nota como los programas sociales hacen una focalización y mantienen a gran parte de la población por arriba de los niveles de indigencia. Cubren los requerimientos de alimentación. Pero las políticas sociales son eficientes para ayudar a salir de la indigencia, no de la pobreza. Si no mejora el mercado de trabajo, que es lo que viene complejo, no van a salir de la pobreza.

Muchas veces los gobernantes -no solo este gobierno- se "enamoran del modelo" y no corrigen a tiempo. ¿Es parte del problema?

- Posiblemente, no haber profundizado algunos cambios, en los 90 también. Cuando en 2007 empieza la crisis del Indec era para no reconocer el aumento de la inflación. Cuando uno analiza los discursos oficiales, parecía que se hacía para no tener que pagar más deuda, ajustada por el índice de precios, entonces los que opinaban diferente podían ser catalogados de antipatria. El problema es complejo y necesita de la actuación de todos los sectores, no solo del Estado: los empresarios, las Ongs, los sindicatos... Los gobiernos tienen que tener políticas más consensuadas con el sector productivo, porque el Estado solo no lo puede solucionar, no tiene la capacidad para generar puestos de trabajo. Y tener en cuenta a las economías regionales, porque si éstas tienen problemas se generan migraciones a las ciudades más grandes, cordones de pobreza, villas, parte de la población está viviendo muy mal, con muy bajos servicios en esos lugares, pero está mejor que en sus lugares de origen.

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