Juegos para todos

La noticia tecnológica de la semana fue el fallecimiento del japonés Satoru Iwata, presidente de Nintendo. Murió muy joven a los 55 años tras un cáncer biliar. La comunidad gamer mundial lo despidió con tristeza. Iwata fue uno de los grandes de la industria. Puso los videojuegos al alcance de toda la familia, sobre todo con la gran apuesta de la empresa, la consola hogareña Wii, que salió a la venta en noviembre de 2006. La gran novedad de aquel producto blanco fue el mando inalámbrico con sensores de movimiento, que permitió sumar a los juegos simples y divertidos a personas adultas y mayores y a otro público que hasta el momento miraba de lejos los videojuegos. La exitosa y premiada Wii le permitió a Nintendo competir de igual a igual (e incluso ganarles en ventas en algunos meses) a la PlayStation de Sony y a la xBox de Microsoft.


Iwata nació en 1959 y estudió computación en Tokyo. Fanático de los juegos electrónicos, de adolescente empezó a desarrollar algunos códigos simples para jugar con los números de las calculadoras electrónicas. En 1980 se unió a HAL Laboratory, una empresa de software y juegos japonesa, cuyas siglas fueron elegidas por ser las tres letras anteriores a IBM y también por la computadora HAL 9000 que aparecía en la película 2001: una odisea en el espacio. Participó en el desarrollo de juegos legendarios para Nintendo, el principal cliente de HAL, como The Legend of Zelda y Super Mario Bros. A principios de la década del 90, el joven Iwata tuvo la idea conceptual de un juego que se haría famoso: Kirby, un globo rosa bautizado PoPoPo que absorbía las habilidades de sus enemigos. Fue un gran éxito en Japón para la consola portátil Game Boy de Nintendo.
Su ascenso fue natural. Primero desembarcó en Nintendo como director y después, en el 2000, reemplazó al histórico presidente Hiroshi Yamuchi, sentado en el sillón principal durante más de medio siglo. Nintendo nació en Japón en 1890 como fábrica de naipes hechas a mano por el fundador Yamuchi (bisabuelo de Hiroshi). Iwata fue, entonces, el primer presidente de la compañía que no pertenecía a la familia fundadora. Pero cuando tuvo el poder total, nunca olvidó sus orígenes. "En Nintendo soy el presidente, pero en mi mente soy un programador y en mi corazón, soy un jugador", dijo alguna vez.


Carismático, impuso su estilo para expandir la empresa por fuera de Japón y flexibilizar la comunicación. Pero también en desarrollar juegos simples e inclusivos, que pudieran jugarlo personas de todas las edades y nacionalidades. Bajo su gestión, Nintendo logró que más del 60 por ciento de sus ingresos llegaran de afuera de Japón, principalmente Europa y los Estados Unidos. Su producto estrella fue la Wii, que rompió al menos por unos años, con los juegos realistas y violentos. En cambio, Iwata hizo juegos divertidos pero además, que requerían hacer un esfuerzo físico, movimiento. La Wii logró que un abuelo pudiera jugar al tenis con su nieto frente a la pantalla del televisor.


Pero el éxito no dura para siempre. Las ventas cayeron. Con otros modelos de consolas, Nintendo no pudo mantener su liderazgo y en 2012 Iwata reconoció, en una entrevista al diario El País de España, que estaban perdiendo mercado y dinero.


En el comunicado oficial de Nintendo, algo escueto y frío, Iwata fue definido como "un líder fuerte, una figura única en la industria del videojuego y una parte importante de la historia de la empresa. Era un visionario en todo el sentido de la palabra". Sin embargo, en el mundo gamer lo despidieron con tristeza y en las redes sociales circularon decenas de dibujos de Mario Bros. llorando su partida.

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