Cristina anunció la disolución de la ex SIDE para atenuar impacto de la crisis por caso Nisman

La Presidenta dijo que busca transparentar la dependencia para "servir a los intereses nacionales". El sistema de escuchas pasará a Gils Carbó. Criticó la denuncia del fiscal. Por Sebastián Iñurrieta

A una semana de que Alberto Nisman apareciera muerto en el baño de su departamento, luego de acusarla de pactar la impunidad de Irán en el atentado a la AMIA, Cristina Fernández de Kirchner reapareció en cadena nacional, rompiendo el silencio público autoimpuesto desde mucho antes que se desatara el terremoto político que sacudió a su Gobierno. En su primer discurso en más de un mes, la Jefa de Estado anunció la disolución de la Secretaria de Inteligencia (SI), la ex SIDE, a través de un proyecto de ley; y relacionó Diego Lagomarsino, el único imputado en la causa, por haberle prestado el arma que disparó la bala que mató al fiscal, con el Grupo Clarín.


A las 20 en punto comenzó la transmisión que se rumoreó en la Casa Rosada iba a ocurrir el pasado lunes, mostrando a una Presidenta en silla de ruedas, con la excusa de su tobillo fracturado. En línea con sus dos cartas publicadas en la red social Facebook, hasta ayer la única palabra presidencial del supuesto suicidio, la mandataria dedicó los primeros párrafos de su discurso de una hora a calificar a su gobierno como un defensor de los Derechos Humanos que buscó el esclarecimiento de la voladura a la entidad judía (a la que identificó erróneamente como de origen israelí).


En sintonía con la defensa oficial, reiteró su apoyo al acusado memorándum con Irán en 2013, al que identificó como el puntapié "denuncias de lo más insólitas contra esta Presidenta", mezclando la ruta del dinero K con el supuesto pacto de impunidad. "Empezamos a observar que en la ex SIDE, integrantes de esos servicios de información comenzaron a bombardear el acuerdo", sostuvo. Enseguida anunció la disolución de la actual SI, a 41 días de que enviara a su ex Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, a terciar en la interna del organismo, impulsando la salida del histórico director de Contrainteligencia, Antonio "Jaime" Stiuso, quien trabajaba junto a Nisman en la causa AMIA. "La disolución de la SI es una deuda de la democracia que me toca reformar. Hemos visto una suerte de calesita permanente de fiscales, jueces y medios de comunicación que evidentemente ha quedado al descubierto y que hay que cortar de cuajo", dijo la mandataria cuya administración mantuvo el status quo del espionaje hasta hace un mes atrás.


"He tomado la decisión de que se cree la Agencia Federal de Inteligencia", adelantó. El proyecto oficial estipula que su cúpula, director y subdirector, será propuesta por el Ejecutiva pero con aprobación del Senado (ver página 4). Su tarea será la prevención de amenazas internacionales del terrorismo, la trata de personas, el narcotráfico, el tráfico de armas y el ciberdelito. Además, se transferirá el sistema judicial de escuchas al Ministerio Público Fiscal, fortaleciendo aún más a la Procuradora Alejandra Gils Carbó, lo que ya despertó críticas opositoras (ver página 3).


La segunda media hora de la cadena, Cristina Kirchner la dedicó a autodefenderse de la acusación de Nisman. "No hay un solo abogado que una vez que se conoció la denuncia que pueda creer que haya sido escrito por un fiscal", reprochó en sintonía con las dudas que ya habían sembrado antes el secretario Aníbal Fernández y el titular de Diputados, Julián Domínguez. Destacó la vigencia de las alertas rojas de Interpol, supuesta moneda de cambio, y negó variaciones positivas en la balanza comercial con Irán. No obstante, no arrojó luz sobre la diplomacia paralela del ex piquetero Luis DElía que se desprende de las escuchas.


Cristina Kirchner también puso en duda la versión del secretario de Seguridad Sergio Berni ya que relató que fue la ministra Cecilia Rodríguez quien pasada la medianoche le avisó de un incidente en la casa del fiscal, que recién a las 2.30 le avisaron que el cuerpo en el baño era el de Nisman.


Como ya lo había insinuado en su segunda carta, la Presidenta dirigió sus sospechas a Lagomarsino, colaborador del fallecido fiscal, al que catalogó como "feroz opositor a este gobierno" en base a su cuenta de Twitter, al afirmar que esa "persona de íntima confianza que le presta una pistola" es "el hermano de un importante estudio que es socio del Grupo Clarín". Un Gerardo Lagomarsino es administrativo de Saenz Valiente & Asociados, según su web. Igual el multimedios niega cualquier vínculo. Al final, la mandataria lanzó un desafío sin identificar su blanco: "No me van a extorsionar, no me van intimidar, no les tengo miedo, que digan lo que quieran, que los jueces me citen. No puedo permitir que se tenga sitiada a la democracia".

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