Los desafortunados malabares de Héctor Timerman

La Argentina vive una tragedia dolorosa desde hace dos décadas con el criminal atentado a la AMIA. La inesperada muerte del Fiscal General Alberto Nisman agrega una última gota de luto que espanta. La conmoción por lo ocurrido obliga a todos a levantar la bandera de verdad y justicia. No hay lugar para la indiferencia.


La valentía de las investigaciones encaradas por Alberto Nisman no puede quedar en el olvido. Menos aún destruirse o traspapelarse. Es de esperar, por el bien de todos, que se preserven los documentos y grabaciones acumuladas en un clima de hostilidad y violencia. Hoy nos damos cuenta del sacrificio encarado.


Un tema pendiente de aclaración por parte del gobierno, en el contexto de las últimas denuncias de presunto encubrimiento a los acusados del criminal atentado a la AMIA, siguen siendo las notificaciones rojas de Interpol. Ni los dichos de Héctor Timerman ni las cartas que oportunamente ha mostrado en sostén de débiles argumentos, tienen el contexto adecuado conforme a las denuncias del fallecido Fiscal General. Los desafortunados malabares de Héctor Timerman, solo han tendido a desviar la atención con el fin de desmerecer el dictamen que lo acusa de hechos gravísimos.


En la primera conferencia de prensa, para desacreditar al doctor Alberto Nisman, el señor Timerman indicó que el Fiscal General estaba atemorizado antes de asistir a la primera reunión con Interpol en Lyon, hace casi una década, dando a entender que se trataba de un pusilánime. Sin embargo, ese no fue el caso. La realidad fue lo contrario como se podría comprobar en los archivos de la Cancillería, entre otros, en una nota en la que comunicaba la firme decisión de viajar a Lyon para enfrentar a una delegación iraní y defender personalmente el mantenimiento de las cédulas rojas. Solo pedía asistencia diplomática. Un diplomático, de alta calidad y experiencia profesional, fue asignado a tal efecto.


En esa primera convocatoria de Interpol en Lyon en la cual la delegación iraní agredió reiteradamente al Fiscal General, incluyendo con graves amenazas a su vida, Nisman hizo una muy seria y bien fundada defensa del caso y mantuvo firme el pedido del mantenimiento de las cédulas rojas. A pesar que la acción iraní impidió decisión en el Comité Ejecutivo, fue la Conferencia de Interpol de Marruecos donde se impuso, por amplia mayoría de votos, la permanencia de las cédulas rojas. La Cancillería de esa época puso todo el empeño en ganar, con claridad, esa votación.


En las tres reuniones posteriores con el Comité Ejecutivo de Interpol en Lyon quedó en evidencia que el retiro de las cédulas rojas solo podría darse a pedido de la Argentina o por arreglo de partes. Bastaba, a ese efecto, que el texto de un acuerdo bilateral fuera enviado para notificación de Interpol. Nada más. Eso expresamente lo dijo, ante testigos, el ex Director General de Interpol en la última reunión en Lyon. Eso explicaría la posterior inclusión de una clausula específica (el punto 7) en el Memorándum de Entendimiento.


Afortunadamente la opinión publica en la Argentina y dirigentes políticos responsables, al conocerse el Memorándum con Irán, impidieron la maniobra. De lo contrario, lo dicho por el Fiscal General en el último dictamen hubiera, sin duda, ocurrido.


Sin embargo, lo más notable en términos de intenciones quizás ha ocurrido recientemente. Al concluir el 2014 el Secretario de Seguridad, Sergio Berni, ha sido elegido como vocal del Comité Ejecutivo de Interpol. Esa candidatura parece haber tenido prioridad, a la hora de obtener apoyos, incluso para sacrificar la de la distinguida Embajador Susana Ruiz Cerutti a la Corte Internacional de Justicia ¿Por qué la preferencia de Lyon sobre La Haya? ¿Habrán sido las cédulas rojas tal como lo anunciaba el Fiscal General Nisman?

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