"Si gana Dilma, tratará de mantener el real en $ 2,50"

"Si gana Dilma, el Banco Central de Brasil tratará de mantener el real en R $ 2.50 y la tasa referencial de interés en 11%. La inflación, sin embargo, se mantendrá en el rango de 6-6,5%. Pero si Aecio gana, podemos esperar una moneda más débil, entre R$ 2,60-2,80 y las tasas de interés subiendo hasta 12-13% con el fin de hacer frente a la inflación", anticipa Alexandre Schwarstman, en una entrevista con El Cronista, de cara a las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo en Brasil el próximo domingo.
El economista fue director de Asuntos Internacionales del Banco Central de Brasil y economista jefe del grupo Santander Brasil durante el gobierno de Lula. Es columnista de los diarios Folha de São Paulo, donde critica sin tapujos a los lineamientos económicos del gobierno de Dilma.
Considera que ante una continuidad política, no habrán reformas significativas.
Los mercados estuvieron reaccionando con fuerte volatilidad ante las encuestas. ¿Cómo se comportarán ante una victoria de la actual presidenta?
Debería haber una adicional toma de ganancias en los activos de empresas estatales como cualquier otra empresa que puede verse afectada por la política gubernamental. En este sentido, pienso de inmediato en la distribución de energía. Habrá una recuperación sólo si la política económica cambia para mejor, lo que no parece probable. Dicho esto, no quiero decir que los precios caerán para siempre, sólo lo suficiente para construir el descuento apropiado.
¿Cuáles son las reformas que deberán hacerse para que mejore la economía brasileña?
El objetivo principal de cualquier reforma significativa en este momento sería aumentar la productividad. En el corto plazo, la infraestructura es la única respuesta. Esto significa que Brasil necesita acelerar la concesión y privatización en el sector de infraestructura además de abandonar la idea de que el Gobierno debe regular precios, cantidades y el rendimiento de capital en las concesiones. Para ello sería necesario adoptar un enfoque empresarial con respecto a la infraestructura, estableciendo requisitos en términos de calidad de los servicios y permitiendo al sector privado competir por tarifas.
¿Cómo espera que manejen los candidatos estos temas?
Rousseff no ha mostrado ningún interés en los temas anteriores. Su visión es que la desaceleración de la economía proviene de un contexto económico mundial más débil, por lo cual no es necesario avanzar en ninguna reforma. Su gobierno ha dado pasos en la dirección opuesta, a través de una intromisión continua en los asuntos económicos, reduciendo la competencia interna y externa, con escaso interés en la reforma tributaria y una visión anticuada sobre las concesiones. Aecio tiene mejores chances, pero su referencia sobre estos temas ha sido muy vaga. Sin embargo, a partir de lo que escuchamos de su futuro ministro de Finanzas, parte de la agenda debería ser abordada rápidamente.
¿Cómo cree que el Banco Central debe manejar la tasa de interés y el tipo de cambio? En qué niveles estarán en el corto plazo?
El Banco Central de Brasil necesita gradualmente reducir su intervención en el mercado de divisas y permitir que la moneda flote, es decir, que se deprecie. Tienen que subir las tasas de interés para hacer frente a los impactos inflacionarios de la moneda más débil y presumiblemente, el ajuste de los precios regulados. Sin embargo, ni siquiera bajo el mandato de Dilma esto parece probable. Si ella gana, el Banco Central de Brasil tratará de mantener el real en R $ 2.50 y la tasa referencial de interés en 11%. La inflación, sin embargo, se mantendrá en el rango de 6-6,5%. Pero si Aecio gana, podemos esperar una moneda más débil, entre R$ 2,60-2,80 y las tasas de interés subiendo hasta 12-13% con el fin de hacer frente a la inflación.
¿Cuál considera será la forma en que Brasil interactúe, en términos económicos, con otros países de la región y en especial con la Argentina?
En éste punto no deberíamos esperar muchos cambios. América Latina sigue siendo el principal mercado para las manufacturas de Brasil. De hecho, Argentina por sí sola representa poco menos del 20% de las exportaciones de manufacturas brasileñas. Estos lazos son demasiado profundas para cambiar a corto plazo. En resumen, el Mercosur es probable que siga siendo el que es.

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