Presupuesto: sólo se discute cuáles son los números

Esta semana avanzará la discusión en el Senado sobre un devaluado presupuesto nacional.

La idea que subyace a la formulación del presupuesto con las fechas que estipula la ley respecto de su presentación, implica algo obvio. Es una norma que debe ser tratada con la suficiente antelación y sobre la cual el debate debe ser amplio a fin de poder modificar los aspectos que los diputados y senadores, en tanto representantes de un país en teoría federal, consideren relevantes tanto para la nación como para las provincias.

El esbozo de discusión parlamentaria ha quedado resumido a la expresión de posiciones de carácter testimonial por parte de la oposición toda vez que no se les concede margen para negociar nada. En el mismo sentido los miembros del oficialismo deben presentar la correspondiente disciplina (natural a la hora de votar) en todo el proceso, sin chance de disenso durante el tratamiento de la ley en las comisiones respectivas.

De ese modo, sólo se replica el esquema de debate económico vigente en la Argentina durante los últimos años, donde no discutimos qué hacer con los números sino que seguimos deliberando sobre cuáles son estos.

No hay interrogación sobre como atacar las enfermedades porque no nos ponemos de acuerdo en el diagnostico. Mientras para unos la inflación es de 40% anual, para otros ronda la mitad. Al tiempo que el jefe de Gabinete expresa que el salario real no sufrió pérdidas durante este año, opositores, empresarios y gremios tanto afines al gobierno como los mas combativos, ponen sobre la mesa la necesidad de discutir aumentos o sumas fijas antes que finalice el 2014.

La idea de prever cursos de acción sobre el tiempo por venir son una utopía lejana que se desdibuja en discursos grandilocuentes que depositan su atención en la retórica antes que en la práctica.

El año entrante tendrá en la fortaleza del dólar, su correlato a la tendencia actual donde los precios de commodities y monedas caen como contrapartida de la suba internacional del billete verde.

Veremos como retacea en toda la región la llegada de inversión extranjera, y esto enfrentará a nuestras economías ante el desafío de la productividad. Si el crecimiento previo fue sobre la base de una modificación de los pilares que harían sustentable el desarrollo, entonces el tiempo de relativa escasez se podrá sobrellevar con herramientas sólidas como la capacidad de agregar valor innovando, compitiendo de igual a igual en mercados internacionales, donde lo que reina son los rendimientos antes que los discursos.

La experiencia del ArSat 1 permite demostrar que con recursos locales (y los cada vez mas deteriorados salarios argentinos) podemos competir en el mercado de la tecnología de punta, ofreciendo resultados de calidad a nivel global.

El año entrante, marcará tasas de interés que no serán mas bajas que las actuales sino al revés, forzando la búsqueda de mejoras en los rendimientos productivos de las compañías que verán deteriorada su hoja de balance cuando el dinero sea mas costoso.

Con dólares mas caros y escasos, con desafíos concretos en cuanto a regenerar las condiciones de crecimiento sostenido, la caída del precio de la soja y el resto de las oleaginosas, así como el aumento (injustificado) de los combustibles a nivel local presentan un frente de conflicto que debería ser abordado estratégicamente desde las esferas oficiales.

Mientras el petróleo bajó 20% en moneda dura, los últimos doce meses, devaluación mediante, el costo del crudo se encareció 15% en moneda local, al tiempo que en el surtidor el incremento supera el 60%, el gobierno sigue sin decir nada al respecto.

El presupuesto calla sobre todo esto, no plantea un plan de acción y mas bien se encamina a ser aprobado para convertirse en una autorización para gastar pesos que cada vez valen menos antes que en una herramienta de gestión para mejorar la vida todos.

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