10 a 0: Brasil nos golea en debates presidenciales

Brasil es un país con defectos para evitar y con virtudes para tomar como ejemplo. Uno de estos últimos es la práctica institucional de los debates presidenciales. Con las elecciones del domingo próximo a la vista, nuestro gran vecino regional y socio del Mercosur completará el envidiable número de diez debates presidenciales. Seis de ellos televisados antes de la primera vuelta y otros cuatro que concluirán el jueves, cuando vuelvan a verse los finalistas del ballotage: la presidenta Dilma Roussef y el desafiante Aecio Neves.

Nuestra historia es muy diferente. La Argentina jamás tuvo un debate presidencial televisado. En 1983 no lo hicieron Raúl Alfonsín e Italo Luder como en 1989 Carlos Menem le dejó la patética silla vacía a Eduardo Angeloz. Fernando De la Rúa no lo hizo con Eduardo Duhalde en 1999 y menos Néstor Kirchner con Carlos Menem, que ni siquiera se presentó a la segunda vuelta en 2003.

Cristina no fue la excepción en 2007 ni en 2011 contra Hermes Binner. El argumento o la excusa es siempre la misma. El que va ganando no debate contra los que van perdiendo. La realidad indica que el miedo a exponer las ideas es una de las grandes razones por las que terminan teniendo tan poca eficacia.

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