El "baby boom" del INDEC y el placard vacío de Cristina

La creatividad del kirchnerismo para confrontar con la realidad es inagotable. La última del INDEC supera el estilo entre picaresco y grotesco que popularizó Guillermo Moreno.

El economista Javier Lindenboim, director del Centro de Estudios de Población y Empleo de la UBA, descubrió que el organismo oficial con la excusa del cambio de bases de población para aplicar el Censo de 2010 provocó un baby boom en el último informe sobre desempleo. Así, de crecer anualmente menos de 1% hasta el tercer trimestre de 2013, el aumento poblacional llegó al 4% interanual en el segundo trimestre de 2014. Nadie había pensado que la década ganada pudiera culminar en una explosión de amor desenfrenado.

La ocurrencia es divertida, salvo que así, según Lindenboim, el INDEC oculta la destrucción de 350.000 empleos en los 31 aglomerados urbanos de la Encuesta Permanente de Hogares. Si se extiende al total país, la pérdida de puestos de trabajo rondaría el medio millón. La fuerte caída en la tasa de empleo (personas ocupadas/población total) en la última medición del INDEC solo podía disimularse en los papeles oficiales con un salto de la población que mantuviera más o menos constante la cantidad de personas ocupadas. A algún burócrata le pareció lógico acomodar las piezas para que la realidad no choque con el relato.

La realidad marca que el Gobierno se quedó sin instrumentos para revertir el escenario de recesión, con alta inflación y fuga al dólar. La ecuación es simple. En Argentina sobran pesos y faltan dólares. Argentina no emite dólares. Las exportaciones (las únicas divisas que ingresan) caerán 10% este año, y las perspectivas para el 2015 no son alentadoras: tanto por la baja en la cotización de la soja como por el enfriamiento de la demanda brasileña. El Gobierno tampoco envía una señal de que moderará la emisión de pesos en los próximos meses.

Desde que Cristina asumió su segundo mandato, en diciembre de 2011, el Banco Central duplicó la base monetaria (pesos en circulación más cuentas a la vista): de $ 190.000 millones a $ 391.000 milllones. Mientras que las reservas cayeron un 40%: de u$s 47.523 millones a u$s 28.600 millones. Si hoy se quisieran canjear los pesos en circulación por los dólares de la reservas, solo podría realizarse a un tipo de cambio de $ 13,70. Un dólar cercano a la cotización del paralelo.

Derogada la convertibilidad, no hay ley que obligue al Banco Central a respaldar los pesos con dólares de la reservas al tipo de cambio oficial. Pero, después de la hecatombe de 2001, Kirchner siempre cuidó cierta correspondencia. En octubre de 2011, cuando se aplicó el cepo, esa relación ascendía $ 4, todavía algo menor al tipo de cambio oficial. A partir de abril de 2012, con la modificación de la Carta Orgánica del BCRA , se dispara la emisión de pesos para financiar al fisco y se utilizan las reservas para cancelar vencimientos de deuda. Mucho más pesos y menos dólares. En diciembre, antes de la devaluación, el dólar de convertibilidad ya superaba los $ 11, 70% más alto que el oficial.

Según Economía y Regiones, el BCRA emitirá entre agosto y diciembre un piso de $ 115.000 millones para financiar al Tesoro. Suponiendo a fin de año una base monetaria de $ 471.000 millones y reservas en u$s 27.500 millones (la trinchera que cavó Fábrega) el dólar de cobertura llegaría a 17 pesos. (E&R dice que, dados los vencimientos de deuda públicos y privados en dólares, sin financiamiento, las reservas caerían a u$s 24.600 millones y el dólar convertible se ubicaría en $ 19,2)

A mayor credibilidad de la política oficial, menor necesidad de dólares en la reservas para respaldar al peso. Australia y Canadá son un ejemplo: ¿para qué acumular muchas reservas si no existe el peligro de una corrida contra sus monedas? Los países latinoamericanos, con historias recurrentes de inestabilidad, son ejemplo de lo contrario: después del fracaso del FMI como prestamista de última instancia con Argentina, sumaron en la última década una gran cantidad de reservas, como auto seguro frente a futuras crisis. Desde 2007, Brasil, México, Perú y Colombia más que duplicaron sus reservas; Chile las agrandó 2,5 veces; y Uruguay las cuadruplicó.

¿Para qué depender de Washington o de terceros si se puede contar con un seguro propio?

El economista austríaco Fritz Machlup, que cuestionaba en los 70 la acumulación exacerbada de reservas en Europa, hablaba del ropero de la señora Machlup: su esposa tenía la compulsión por apretujar en el guardarropa vestidos y prendas que nunca usaría.

Paradojas del destino, Cristina se quedó con el placard vacío. Sin credibilidad en la política económica, no cuenta con reservas para desalentar la corrida al dólar. Enfrenta un dilema de hierro: más recesión y/o más devaluación. Para proteger las reservas el Central cierra las importaciones y deberá subir aún más las tasas para aminorar la fuga, lo cual redunda en más recesión. Pero con la brecha con el dólar paralelo en casi 70% la oferta de los exportadores se retrae, la escasez de dólares se agrava y las expectativas de devaluación se elevan. Con menos margen de maniobra que en enero. La única manera de salir de ese círculo vicioso y ganar tiempo es conseguir dólares frescos. Era el plan de Cristina hasta que se truncó con los buitres. Es lo que ahora explora Kicillof en China. Y seguirá buscando dónde sea (¿Brasil, bono patriótico, negociación con Griesa?) en los próximos meses. Un salvavidas de dólares para flotar hasta el año próximo.

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