Cristina no vio el Mundial

CFK aseguró que no prendió la tele para sufrir con los partidos de la selección nacional. Una pena: el equipo de Sabella demostró que la honestidad profesional y el sacrificio personal son más importantes que los beneficios políticos y el crecimiento geométrico del patrimonio. 

La confesión de Cristina tiene su lógica política. No hay tiempo para perder ante la caída de la industria, la inflación, la compleja negociación con los buitres, la interna en el gabinete nacional, la persecución al fiscal Campagnoli y la debilidad institucional de Amado Boudou, que terminará este año con tres procesamientos por supuesto cohecho, falsificación de documento público y enriquecimiento ilícito.

El tiempo de la Presidente vale y noventa minutos de fútbol podían complicar su agenda estratégica. Participará de la reunión de los BRICS-Unasur y allí insistirá con la táctica de atar sus discursos en los organismos multilaterales con la presión política al juez Thomas Griesa. Será un gesto sin sentido práctico: desde la Paz de Westfalia (1648), que las decisiones de los estados no pueden ser revisadas por las coaliciones internacionales. 

Cristina obvió los partidos de la Selección para analizar la situación institucional de Boudou. Por eso, el Vicepresidente hizo un discurso ramplón en Tucumán y fue corrido del Senado a pedido de su propio bloque partidario, que necesitaba aprobar una ley solicitada por la República Popular de China. Boudou pidió postergar su declaración de mañana en la justicia penal por falsificar un documento público y evitará llegar a los Tribunales como Presidente de la Nación, porque CFK estará en Fortaleza participando de la Cumbre BRICS-Unasur. 

La selección nacional no vio a CFK en cadena nacional. Estaban entrenando, cumpliendo un sueño popular. Es mejor la gloria que el poder.

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