Cierra hoy Cristina un pacto carnal con bancos para mantener la ilusión 2015

Todo indica que el Gobierno confirmará hoy, con la versión revisada del PBI, su vocación de cumplir religiosamente con los compromisos de la deuda, al menos la emitida en la era Kirchner que jamás dejó de honrarse en tiempo y forma. La mayoría de los analistas financieros y la información que circula en los despachos oficiales apuesta a que finalmente se pagará el famoso cupón atado al crecimiento, una deuda para fin de año calculada en unos u$s 3.500 millones; no todo en manos privadas, dado que una parte integra las carteras de organismos estatales.

Interesante retorno a las fuentes de la señora de Kirchner, tomando el buen consejo de su marido en el poder, nunca gobernar en contra de los bancos. Menos ahora, cuando el establishment financiero le promete un final feliz de cara al cierre de su mandato en 2015, incluso dinero fresco si sigue haciendo los deberes, un combustible imprescindible para mantener la ilusión de seguir con un proyecto de poder para después del poder. Influir en el devenir de los acontecimientos, hundir o proyectar candidatos, apostar a su Fuerza Propia con La Cámpora y su hijo Máximo, refugiarse otra vez en Santa Cruz para preparar el retorno, y demás ilusiones que hoy apasionan en la agenda política.

Para todo eso hace falta plata, financiamiento, y mantener un mínimo de reservas a salvo de corridas. Ya mostró la Jefa de Estado que comprendió la lección en enero. Echó del Banco Central a Mercedes Marcó del Pont y comenzó con Juan Carlos Fábrega un camino pragmático y ortodoxo para despejar los peores fantasmas. Virtudes del peronismo, la capacidad de hacer lo que sea necesario para mantenerse en el poder.

Mucho más que los dirigentes sindicales o los empresarios y comerciantes que pagan caro el ajuste y protestan, hoy los bancos e inversores financieros son casi los más fieles aliados del Gobierno. Consideran que se alejó el escenario del default, aun con las amenazas de los juicios en EEUU. También observan que se aleja la crisis terminal por pérdida de reservas, y ofrecen dinero fresco al Gobierno si se mantiene la agenda de acercamiento a los organismos multilaterales de crédito. Suponen que incluso habrá cierta moderación en la emisión monetaria, porque el Gobierno recaudará más con el retiro de subsidios y los efectos de la devaluación y la inflación en los ingresos de la AFIP.

Sobre todo, apuestan a que cualquier sucesor que resulte electo en 2015 gestionará una administración menos populista y más abierta a la inversión privada que lo disponible con el kirchnerismo. A medida que se acerca el final del mandato de Cristina, suponen, los activos de Argentina van a ir ganando valor. Si no hay default, los precios de los bonos y las acciones siguen a precio de regalo, explica el economista Nicolás Dujovne. Los bancos argentinos valen hoy en la Bolsa tres o cuatro veces menos que sus pares en Perú o Colombia. En el peor de los casos, la mayoría se convenció de que hay dólar quieto al menos hasta la primavera. Así los precios siguen subiendo y la City es una Fiesta.

Para cubrir el rojo de dólares hasta 2015, Cristina tiene a mano la nueva agenda del endeudamiento que hasta ahora se va cumpliendo, y que hoy deberá pasar la prueba del cupón. Y para cubrir la cuenta en pesos, está el ajuste, la devaluación y la inflación. Ayuda, en ambos casos, la cosecha récord con precios internacionales inmejorables que otra vez acompañan a la Argentina.

Ni siquiera tendría lógica política o económica volver a manosear hoy las cifras del INDEC para evitar el pago del cupón PBI este año. Los u$s 3.500 millones que supuestamente se ahorrarían en las reservas, podrían perderse en uno o dos meses si volviera el desmanejo económico que llevó a la profunda crisis del último verano.

Las dudas, claro, nunca se despejan del todo en la Argentina. El gasto público en enero trepó 46%. Puede ser historia antigua. Pero también es evidente que el Gobierno no puede dominar fácilmente la puja distributiva. Independientemente de los móviles políticos, todo indica que la paritaria con docentes y estatales le costará más dinero al sector público. Y que difícilmente en el sector privado los salarios de convenio se ajusten menos de 30% como pretende el Ministerio de Trabajo. La economía sigue indexada. Y también se va tornando una bola de nieve la deuda en pesos del Banco Central por el torniquete monetario. ¿Aguanta una economía indexada al 30% sin un plan creíble para frenar la inflación?

En el mundo financiero nadie quiere aguar la fiesta. Los inversores esperan hoy que Cristina cierre un verdadero pacto carnal con ellos honrando el cupón PBI. Ya garantizaron un bono por 10 mil millones en pesos y prometen dólares frescos para financiar la transición. Saben de la crisis, saben de los piquetes, de la violencia y del profundo deterioro socioeconómico que golpea al país. Sin embargo, los mercados operan con el bolsillo, no con el corazón. Pese a que en la cancha cada vez hay más patadas, más insultos y el juego se hace más trabado, Siga Siga diría el recordado Francisco Lamolina, una suerte de Eugenio Zaffaroni de los árbitros.

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