Un fantasma que sigue pesando

Un fantasma, el del Rodrigazo, recorre títulos de diarios, se proyecta en los comentarios de reconocidos economistas y en los correveidiles políticos y empresariales. Roberto Lavagna dijo que ya existía, que se estaba dando en cuotas. Eduardo Curia indicó que era una posibilidad en el horizonte. El combo actual de alta inflación, de caída de reservas, de cepos y trabas, de presión fiscal, de deterioro en la balanza comercial, de desbordante gasto público y de alto grado de inestabilidad política dan argumentos a los especialistas para que tomen al Rodrigazo como paradigma de una crisis inevitable.
La historia, sin embargo,
enseña que los procesos no se repiten con precisión milimétrica: nada es copia de lo anterior. No siempre las mismas causas generan los mismos efectos. Pueden guardar semejanzas, pueden pesar los mismos condicionantes pero los resultados no serán los mismos. ¿Cómo vendrá el 2014? es el principal interrogante que encierra temores y desazón, pero que nadie sabe que se trae entremanos, en que condiciones terminaremos esos doce meses.
Han pasado 39 años de aquella explosión pero no hay conciencia clara ni extendida en toda la población sobre qué fue el Rodrigazo. Y los condicionantes que lo hicieron posible. La noche del miércoles 4 de junio de 1975 el ministro Celestino Rodrigo (foto), hombre de confianza del factótum José López Rega, junto con Ricardo Zinn anunciaron una megadevaluación del ciento por ciento. Fue acompañada por incrementos del orden del 175 por ciento en combustibles, del 76 por ciento en energía eléctrica, del 80 al 120 por ciento en el transporte, junto con el congelamiento de salarios y la elevación del 50 por ciento en créditos de corto plazo e imposición de restricciones a todo tipo de préstamos.
Perón había muerto un año antes, gobernaba Isabel que no ocultaba sus inestabilidades emocionales y ausencia de criterios de gestión. Paralelamente la presión de los nuevos valores internacionales del petróleo no daba tregua en un país que había perdido el autoabastecimiento, el acuerdo de precios y la pretensión de imponer una Inflación Cero trastabilló a los pocos meses y en el sector privado reinaba la consigna de sálvese quien pueda.
Ya existía un mercado negro de importantes dimensiones, se sobrefacturaban las importaciones, se subfacturaban las exportaciones, se evadían impuestos, los registros de evasión de capitales estaban en rojo y el desabastecimiento de algunos productos era alarmante, Junto con las alzas de precios venían las naturales presiones sindicales para obtener mejoras salariales. El Estado desbordaba por la superpoblación de agentes, la emisión monetaria se acrecentaba, la merma de las reservas externas fue del 40 por ciento en el segundo semestre de 1975 y comienzos de 1975. El sucesor de José Ber Gelbard, el peronista histórico Alfredo Gómez Morales, avalado por el peronismo ortodoxo y los sindicatos,dueño de sutilezas políticas y económicas no tuvo respaldo suficiente para frenar la espiral loca de los acontecimientos. Así las cosas, las interpretaciones sobre el Rodrigazo son variadas. Algunos lo definen como un drástico sinceramiento de la economía. Otros lo ven como el primer paso de un darwinismo drástico que facilitaría la concentración económica, mostrando que los que pagaban las consecuencias eran los sectores de menores ingresos.
Las consecuencias del Rodrigazo fueron contundentes. Todo desembocó en una inflación estructural indominable. La recesión porque la actividad productiva quedó con la boca abierta por bastante tiempo junto con la elevación de costos y precios trajo un estancamiento considerable. Los sindicatos, que entonces representaban al grueso de los trabajadores, pidió inmediatos ajustes en las paritarias. El 28 de junio de junio, pocas semanas después de los anuncios. Isabel Perón invalidó los aumentos de salarios. Las centrales gremiales respondieron con una huelga general de 48 horas a comienzos de julio y una inactividad en todas las principales áreas productivas. El reclamo popular y sindical creció en intensidad y en Plaza de Mayo. Fue el fin de López Rega, de Rodrigo y del equipo que lo acompañaba. El Jefe Supremo de las Tres A salió corriendo del país con un título de Embajador Itinerante y se perdió en la noche, entre misterios.
Este 2014 nos enfrenta a un combo tensionante de inflación, protesta social, reclamo salarial, caída de reservas y toda la seguidilla de maldades que se vienen explicando. Es increíble como todos lo están viendo, menos el gobierno, que sigue creyendo que el Indec no es mentiroso. Pero además todo viene encadenado. El empleo privado ha cesado. El empleo público desborda: contando jubilados y empleados públicos hay casi 15 millones de argentinos que viven sólo del Estado. La inflación prevista para los meses que vienen es del 30 por ciento, pero el gobierno impulsa un techo salarial inferior al 20 por ciento. ¿Qué harán los que han quedado rezagados y excluidos de todo tipo de mejora en los ingresos? ¿Guardarán calma?
Noticias de tu interés