El salario mínimo vital y móvil vuelve a jugar un papel preponderante

Todos saben hoy que el Salario Mínimo Vital y Móvil es un instrumento de la política social del Estado dirigida a redistribuir el ingreso exacerbando el ego y el celo de la dirigencia sindical, que se dejó llevar por el reto y se prestó a la estrategia gubernamental. La representación empresaria también se dejó llevar por las necesidades comunicacionales, políticas y estratégicas, hasta llegar a lo que llegaron hoy, con salarios sobredimensionados en dólares, bajo el contexto de las políticas públicas que no fueron prevenidos para el mediano o el largo plazo.
El síndrome del cortoplacismo y la necesidad de arbitrar un marco de previsibilidad lleva irremediablemente a aceptar lo inaceptable, y a desechar las amenazas del futuro mediato.
Ahora, habrá que asumir los efectos actuales, entre ellos los que se producen como consecuencias o efectos sobre el mercado del trabajo, los costos sociales a través de la desocupación directa, indirecta, cubierta y encubierta, y los efectos económicos en los costos, en la competitividad, y sobre todo, en relación con el mundo circundante.
Teóricamente, somos de los países emergentes, considerados los privilegiados que pueden seguir creciendo, cuando las potencias centrales siguen en recesión, aumenta el desempleo en forma progresiva y no pueden crecer por varios años.
Nadie pensó que el aumento salarial de la base más allá de la inflación nos llevaría al límite que hemos llegado: nuestro costo laboral actual ha dejado de ser competitivo y ahora no existe ninguna posibilidad de detenerlo.
El mecanismo obró por sí desafiando a los dirigentes gremiales que observaban que las retribuciones de las categorías inferiores eran menores que el Salario Mínimo Vital y Móvil potenciado en forma deliberada por el Poder Ejecutivo, para que los sindicatos desde la estrategia con las cámaras empresarias terminaran logrando aumentos que en la puja salarial de los convenios superara primero el mínimo, y luego fuera por más.
El Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil la Productividad y el Empleo, integrada en forma tripartita, presidida por el Ministro de Trabajo (El Poder Ejecutivo), y secundada por la CGT oficialista de Antonio Caló más la CTA oficialista de Hugo Yansky invitada por un acto de buena voluntad, a lo que debemos agregar la Unión Industrial Argentina y las demás representaciones empresarias como la Cámara Argentina de Comercio, ADEBA, la Cámara Argentina de la Construcción, CAME, y otros. Todos ellos han reflejado y han avalado esta estrategia gubernamental de incrementar el SMVM a niveles exóticos, en especial mayores que la inflación, a los fines de potenciar la mejora del salario real de los niveles inferiores.
En efecto se ha creado un proceso inercial que obliga a ajustarse a ciertas reglas, una de ellas es: el salario que cubre la inflación mantiene su valor, el salario que supera la inflación mejora el valor real del ingreso y lo redistribuye. Quien se presta a este juego, no puede apartarse de él para no defraudar a sus beneficiarios y a sí mismo.
En efecto, el aumento de los ingresos de los trabajadores convencionados mejoró los ingresos de los gremios cuyos aportes y contribuciones son generalmente porcentuales, y deterioró o erosionó los ingresos de los mandos medios, y los de los mandos superiores. En este último caso, no se trató solo de deterioros intrínsecos, sino sobre todo, de cambios estructurales. En efecto, los cuerpos gerenciales se simplificaron, se centraron las funciones y se suprimieron regiones o subregiones, para componer una red de reportes matriciales.
Hoy lo tenemos en la suma de $ 2875 (desde febrero 2013), muy lejana de los $ 200 que rigió desde 1993 a 2002 (aún cuando aquellos equivalían a u$s 200), importe que se incrementó en los diez años de la Era K en el doble que la inflación real, y en un 50% más que la inflación real que los salarios básicos de los convenios colectivos.
La falta de competitividad es una de las causas por las cuales se está enfriando el mercado, retrayendo en forma selectiva los niveles de actividad económica.
En la próxima convocatoria del Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil la Productividad y el Empleo esté signada por la iniciativa del Secretario General de la CGT Antonio Caló: Probablemente tenga un reajuste de 2 o 3 puntos mayor al promedio de los aumentos que saquen los gremios. Con ello el próximo Salario Mínimo Vital y Móvil se ubicaría entre los $ 3.620 y los 3.680 a partir de agostó próximo, tras la negociaciones que se realizarán en julio próximo, fue vaticinado desde las inquietudes y necesidades de la CGT -Balcarce, que apunta a continuar con el modelo con prescindencia del proceso de recesión ya iniciado, flanqueado por la inflación y el desconcierto en torno del mercado laboral y general.
El Poder Ejecutivo aspira a colocar el SMVM en regresión, aumentándolo solo a la suma de $ 3.500, para inscribir un nuevo elemento anti-inflacionario. El SMVM, como la remuneración general interprofesional es la mínima retribución que debe recibir un trabajador en una jornada de trabajo normal (8 horas) y de 200 horas mensuales. Sus efectos en la economía clandestina son nulos, ya que es un mercado sin reglas, arbitrario a niveles incontrolables, y sometido a una serie patológica de abusos. En cambio sus efectos inmediatos sobre la economía registrada solo alcanzan a unos 500.000 trabajadores. Sin embargo, opera sobre todo modelo remunerativo, porque obligó a los sindicatos a diferenciarse con un mínimo convencional que este año superará los $ 5000.
En una encrucijada como la actual, resulta claro que el SMVM es un regulador de la política salarial del Gobierno Nacional, y su control y manejo refleja sus estrategias y necesidades. En breve, todos estas incógnitas se develarán seguramente, estableciendo hacia dónde apuntan las tendencias.
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