El regodeo de la recesión

Esta no es una columna de economía. Comienza presentando a Marcelino Cereijido, un argentino doctorado en fisiología, con posgrado en Harvard, actividad docente en las universidades de Munich y Nueva York, y que entre sus varias distinciones cuenta con Premio Nacional de Ciencias y Artes y el Premio Internacional de Ciencias Bernardo Houssay otorgado por la Organización de Estados Americanos.
Ha escrito centenares de artículos científicos y varios libros. El último se titula Hacia una teoría general sobre los hijos de puta -Un acercamiento científico a los orígenes de la maldad. Ahí relata el siguiente caso: En 1937, Albert Szent-Györgyi recibió el Premio Nobel por sus descubrimientos sobre el metabolismo, en especial el relacionado con la vitamina C. Al verse con una suma de dinero tan grande, se asesoró acerca de cómo manejarla y le aconsejaron comprar ciertas acciones que subirían mucho de precio si llegaba a estallar la segunda guerra mundial. En pocos meses, el escenario europeo se puso muy belicista y Szent-Györgyi pudo comprobar que el consejo comenzaba a surtir efecto y sus acciones estaban subiendo de precio en la bolsa. De pronto, según narra en su autobiografía, descubrió azorado que estaba leyendo ávidamente los periódicos con cierta esperanza de que estallara la guerra. Horrorizado vendí mis acciones y me puse a averiguar cuáles se depreciarían en caso de que el conflicto armado se tornara inevitable. Las compré. Perdí mi dinero, pero salvé mi alma.
En la Argentina polarizada de estos tiempos se percibe que también hay alguna gente que lee ávidamente los periódicos deseando enterarse de que estalla la economía. Pero a diferencia de Szent-Györgyi no están motivados por la avaricia sino por el odio hacia el gobierno, aunque digan con hipocresía quiero que a Cristina le vaya bien porque de esa manera yo voy a estar mejor. Y ese sentimiento es tan visceral que no pueden reprimirlo como hizo Szent-Györgyi.
Y en estas últimas semanas se los nota algo eufóricos, porque la verdad es que abundan noticias negativas sobre la economía que ni los diarios oficialistas pueden omitir del todo. A lo sumo, como Cristina, atribuyen las malas nuevas a que el viento ahora viene de frente sin conceder ninguna responsabilidad a la política económica local.
También se advierte en varios economistas cierto regodeo en poder pronosticar futuros peores, pero ahora ya no sólo como una expresión de deseo sino sustentado en datos reales. De todas maneras, parece que no pueden resistir la tentación de exagerar. Los recortes en las proyecciones de crecimiento que han realizado todos vienen acompañados en algunos casos de planteos de escenarios de recesión que no surgen claramente de sus propios números. El último informe de la consultora Economía & Regiones vaticina para este año que el PBI crecerá entre 1,7 y 2,8 por ciento. Pero se pregunta: El actual enfriamiento del nivel de actividad desembocará en una recesión? ¿Dicha recesión será corta y con salida rápida como en 1995 y 2009, o será larga y desembocará en crisis como en 1998/2002? Agrega que es de esperar que el actual enfriamiento se prolongue en los próximos trimestres convirtiéndose probablemente en recesión, dado que los drivers económicos que dieron lugar a la fase expansiva ya no están presentes, y habría baja probabilidad de que vuelvan a escena. ¿No era que el PBI va a crecer entre 1,7 y 2,8 por ciento?
En el caso de los economistas del Banco Ciudad que conduce Federico Sturzenegger, se sostiene que las jornadas de alta tensión política vividas durante la última semana hicieron pasar casi inadvertida la divulgación de los primeros números rojos acerca de la marcha de la economía, los cuales anticiparon para el segundo trimestre el escenario recesivo que muchos observadores preveían para la segunda mitad del año.
¿Ya estamos en recesión? El último dato agregado oficial disponible -el Estimador Mensual de la Actividad Económica- en abril dio todavía levemente positivo, aunque el Indice General de Actividad de Orlando Ferreres registró en mayo una caída del 1,2 por ciento respecto a igual mes del año pasado. El panorama luce negro -vaticina el ex viceministro- ya que aún si la economía se estabilizara en los niveles de mayo el crecimiento del año sería nulo.
Desde Econométrica, Mario Brodersohn traza un horizonte similar: Los últimos relevamientos sugieren que muy probablemente la economía argentina ingrese en una fase recesiva del ciclo en la segunda mitad del año .
Cualquier manual de economía enseña que recesión es una caída del nivel general de actividad económica (PBI) durante un período prolongado de tiempo, que cierta convención establece en dos trimestres consecutivos. Desaceleración es otra cosa. Y estancamiento otra distinta.
Con una mano en el corazón y absoluta sinceridad: ¿Qué esas palabritas estén dando vuelta con bastante asidero no agita en usted perversas sensaciones de regocijo? ¿Acaso un agradable cosquilleo?
En su ensayo sobre los hijos de puta, el académico Cereijido describe un comportamiento que bien se corresponde con una de las características del gobierno que provocan el perverso odio de algunos opositores. Escribe: Las temáticas psicológicas y sociales de Henrik Ibsen son tan sutiles y sugerentes que invitan a seguirlo. En su poema Brand, este autor explora su presunción de que un idealista obstinado puede consolidarse en un tremendo hijo de puta que da rienda suelta a su extremismo. El personaje del clérigo Brand manifiesta su extremismo a través del mecanismo del todo o nada, destruyendo lo que (para él) es el mal y al mismo tiempo propiciando (lo que para él es) el bien, y llega a sacrificar a sus amigos, a su esposa y a su propia madre.
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