Rehacerse en tiempos de cambios e incertidumbre

Casi no importa que hayamos consumido algo más de la primera década del nuevo siglo. Algunos países transitan, decididamente, un cambio de época. Otros navegan en aguas agitadas por cambios inciertos. De un modo u otro lo que sea o suceda, será distinto. Habrá una discontinuidad. Las tecnologías disponibles a diario mutan a un ritmo vertiginoso y absorben generaciones, porque no llegan a conocerlas acabadamente. Colapsan instituciones internacionales que le dieron orden y hasta equilibrio relativo al siglo pasado, sin aparecer, con naturalidad acuerdos, inteligentes y sólidos, adecuados para contener nuevas realidades entremezcladas de regiones, etnias o negocios formales y marginales. Las fronteras son cada vez más permeables y diluidas, la interculturalidad crece. Los mercados y las empresas están condicionados por la capacidad de adaptación a sus propias complejidades y la demanda de alta innovación en criterios, productos y procesos paras mantener competitividad y presencia en los mercados. Actuar, decidir, gestionar con anteriores paradigmas genera rigideces y finalmente quiebres, a los que llamamos crisis.
Nos cuesta percibir que el nuevo contexto requiere otras actitudes, otros criterios, otras convicciones. Así, la continuidad de las crisis se multiplican y amenazan con conflictos mayores. ¿Finalmente, habrá un acuerdo que preserve a Europa? ¿Estados Unidos, volverá a crecer? ¿China, India y Brasil mantendrán su potencial de crecimiento y se consolidarán como locomotorasdel nuevo tiempo? ¿Cómo es profundizar el modelo? ¿Quiénes lo operarán?
Si el signo de los tiempos es el cambio y la incertidumbre su trasfondo, la flexibilidad debería ser la estrategia. Y esto no es fácil de entender, porque no aceptamos que debemos generar potencial de anticipación y capacidad de adaptación. La rigidez y la imposibilidad de adaptarse al medio fue terminal para los dinosaurios.
Escuelas de negocios centradas en comprender los fundamentos de la competitividad y de la rentabilidad en la dinámica de tiempos de cambio incierto, más que en especular sobre los mecanismos de cómo maximizarlas, no tendrán el destino de los dinosaurios. Escuelas de negocios con eje en la gestión del conocimiento, de las que emane capital humano con capacidad asociativa, integradora, imaginativa y sinérgicamente potenciada. Escuelas donde el debate de ideas, respetuoso y orientado, opaque la magistralidad de las cátedras y el tiempo de lectura y reflexión silenciosa domine la asignación de horas académicas. Escuelas con la mirada puesta en las líneas de horizonte, más que en la interpretación obsesiva de los hechos cotidianos.
Las verdaderas economías de mercado son decanas en crisis recurrentes, porque en ellas se manifiesta la libertad de decisión de los agentes generadores de producción, de transformación o de consumo. Esa imprevisibilidad de comportamiento puede originar desproporciones, a veces positivas, que llamamos auges, o también inconsistencias y volatilidades, que llamamos crisis, recesiones o depresiones, según duración o intensidad.
Esas economías demandan profesionales de ojos bien abiertos, mentalidad de anticipación, respuesta rápida. Esto debe usted lograr y en consecuencia buscar.
Cuidado. Si nada se mueve o lo hace lentamente, no crea que todo está perdido. Es el momento de tener en claro los criterios adecuados de acción para cuando las nuevas fuerzas se liberen. No serán los de antes porque no serán las de antes. Los dinosaurios lo supieron tarde.
Noticias de tu interés