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P+Q, la ecuación con la que el Gobierno presiona a las empresas

La posibilidad de alcanzar un entendimiento en pos de un objetivo común implica iniciar un diálogo que lleve al acercamiento de posiciones. Pero como en toda mesa de negociación, mucho influye el punto de partida de la problemática a tratar, las posibles alianzas de los participantes y el interés de quien ejerce una posición de fuerza a la hora de entablar la discusión.

Hoy, ese escenario se presenta con el promocionado acuerdo de precios y salarios que el Gobierno pretende utilizar para frenar la espiral inflacionaria desatada en el último cuatrimestre, con las elecciones en un horizonte cada vez más lejano, la recesión vigente, un cuadro epidemiológico aún complicado y una estadística que hiere el país: aún en este 2021, según el Indec, la canasta básica crece a mayor ritmo que la inflación. Así, la pobreza y la indigencia, que cubren a gran parte de la población, se multiplican.

El enemigo a vencer es la inflación y, más allá de los múltiples factores a los que suele referir el ministro de Economía, Martín Guzmán, a la hora de analizar uno de los grandes males que aqueja al país; el objetivo parece centrado más en los denominados "formadores de precios" que en la política monetaria o la presión impositiva, como lo refleja la imputación oficial por supuesto desabastecimiento contra las grandes empresas de consumo masivo, el envío de piqueteros a controlar precios y la inminente habilitación parlamentaria al incremento de Ingresos Brutos y Sellos en las provincias, Consenso Fiscal de por medio.

Es en ese marco en el que se suceden señales que parecen llevar al empresariado, en particular al vinculado a la industria de alimentos, a transitar por un camino de cornisa. Porque por un lado, en la mesa tripartita se concede a los gremios la necesidad de avanzar en una recomposición salarial que supere a la inflación, en un intento por recuperar, al menos, parte del poder adquisitivo perdido a lo largo de los últimos tres años. Al menos antes de las elecciones primarias, que se postergarían hasta la primavera, y una vez alcanzado el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que los acreedores reclaman y el mercado ya pone en duda.

Pero por el otro, se fuerza al sector privado a conservar los precios máximos fijados para una gran cantidad de productos, incrementar la fabricación para sostener su abastecimiento, mantener los niveles de empleo y absorber el aumento de costos, como el que representa el impacto en la logística y distribución de los múltiples incrementos en el valor de los combustibles o los gastos derivados de la pandemia de Covid-19.

Es decir, acotar sus márgenes tras un año difícil, en función de las proyecciones de una recuperación económica prevista para 2021 que mejore el consumo. 

PxQ es la fórmula que se utiliza en economía para determinar el valor de un bien o servicio, el producto entre el precio y la cantidad. En este caso, el Gobierno plantea fijar ambos componentes para garantizarse el humor social. Una ecuación complicada cuyo resultado aún está por develarse.

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Comentarios

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  • ET

    Esteban Trapani

    18/02/21

    Que floja la nota. Le falta un cierre, una conclusión. Adicionalmente me pregunto ¿Cuándo van a hablar de como el empresariado dolarizó a blue su rentabilidad? No es secreto ya. No es el aumento de costos lo que marca el alza de precios, sino la cotización del blue, de ahí que los precios suban más que la inflación. Basta con observar los aumentos en alimentos y más aun en materiales para la construcción con el caso paradigmático de toda la cadena siderúrgica. Los distribuidores compran de las usinas a dolar oficial y venden a blue. Dato de primera mano.

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