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La plata en el bolsillo ayuda pero no borra las incertidumbres

Para los economistas del Gobierno, el disparador del círculo virtuoso de la economía es el consumo interno. Consideran que su sostenimiento es una suerte de factor ordenador, ya que le garantiza mercado a las empresas, y de esa manera pueden mantener o incrementar sus procesos de inversión. Por eso todos los esfuerzos oficiales se resumen en la frase "poner pesos en los bolsillos de la gente".

Como principio básico nadie lo va a discutir, pero debe tenerse en cuenta que se trata de un factor necesario, pero no suficiente. La pregunta del millón que suele pasar por alto este diagnóstico es qué motiva a las familias a gastar. Y la respuesta es parecida a la que se dan las compañías a la hora de planificar una inversión: tener certeza sobre el flujo de ingresos, de manera tal que se garantice el repago de ese mayor nivel de gasto, o del crédito que se asume para financiarlo. Todo se resume en la palabra confianza, un vocablo esquivo para los economistas, ya que su definición varía según la cultura económica de cada país.

El programa Ahora 12 (así como su nueva versión de 30 cuotas, orientado a la venta de electrodomésticos) es una muleta que funciona si le da al consumidor la certeza de que el costo de financiación va a ser menor o igual a la inflación. Pero para que eso suceda, la cadena que interviene en ese circuito tiene que resignar algo de margen, o dicho de otra forma, debe aceptar perder un poco con tal de lograr una venta.

Difícilmente el consumo que se logre con esta fórmula dispare procesos virtuosos. Porque complica la reposición de stock a las empresas o fuerza a trasladar costos por otras vías, con lo cual el fenómeno de la inflación se realimenta y juega en contra de la anhelada confianza.

El principal esfuerzo de estos planes está en manos de los bancos, sobre todo por el presente complicado de las cadenas de venta de electrodomésticos y también de algunos fabricantes. Las empresas que venden bienes durables no consiguen recuperar el financiamiento otorgado a los retailers y además la escasez de dólares se levanta como una barrera para la compra de insumos y partes que vienen del exterior. El mensaje para las entidades financieras es que se sacrifiquen aceptando tasas negativas, y acepten ser compensadas con una mayor proporción de Leliq en sus encajes. Como nada es gratis, esa cadena termina en un mayor costo financiero para quienes operan con tarjeta de crédito, y menor posibilidad de obtener un crédito personal a una tasa pagable.

Como siempre, hay compradores de oportunidad que aguardan estos planes para renovar algún electrodoméstico. Pero incluso ese sector necesita saber que su ingreso le permitirá tomar un crédito a más de dos años. La plata en el bolsillo ayuda pero no borra las incertidumbres.

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Comentarios

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  • DA

    Dario Antocha

    03/08/21

    Si imprimir dinero y otorgar créditos, así de simple, todos los países serían ricos ¿no les parece ?

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  • AM

    ALBERTO MAFFEI

    03/08/21

    Viejas recetas que no curan la enfermedad de la Inflacion!!

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