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Esperan que el viaje logre un "efecto derrame" sobre el corto plazo

Una de las tareas más complejas que debe atender Sergio Massa es conseguir que su agenda de mediano plazo derrame algo de optimismo sobre los desafíos de corto plazo.

El ministro de Economía completó un viaje muy satisfactorio por Estados Unidos, en el que contactó a prácticamente todos los organismos, funcionarios y empresarios que tienen poder de decisión sobre la Argentina. Explicó sus planes y recibió variados gestos de apoyo, en el que se destaca su charla fuera de agenda con Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de Joe Biden. En el encuentro, los locales alentaron a Massa a avanzar con más reformas para recuperar la confianza de los mercados sobre la Argentina.

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El diálogo con Kristalina Georgieva también fue fructífero, ya que esta vez los visitantes no se limitaron a pedir paciencia, como en ocasiones anteriores. En esta vuelta el equipo económico pudo mostrar algunas acciones concretas destinadas a encaminar el acuerdo con el FMI, que si bien no han generado resultados definitivos, alcanzan para esperar algún gesto de buena voluntad de parte de Washington, si los números del tercer trimestre así lo demandan.

Massa tiene listo otro proyecto que apunta a poner en un paréntesis la coyuntura. Se trata del plan energético, cuyos ejes comentó en sus reuniones con los representantes de la industria petrolera durante su paso por Houston. El objetivo es agilizar las inversiones que necesita Vaca Muerta, y para ellos la iniciativa garantiza el acceso a dólares, una condición imprescindible que pone cualquier inversor.

Después del avance con el FMI, cuál es el próximo gran objetivo de Massa

En este contexto, el Gobierno tendrá que lidiar con dos datos que muestran el presente complejo: la inflación de agosto y el Presupuesto 2023. En el primer caso, el sendero que revelan los precios ya contabiliza una moderada desaceleración, pero conseguir que esa tendencia se sostenga no es una tarea fácil. El proyecto de ley que entrará el jueves a la Cámara de Diputados tiene blindadas las metas que están incorporadas al acuerdo con el FMI, entre ellas el rojo fiscal de 1,9%, cuyo cumplimiento demandará un esfuerzo adicional.

Massa no quiere caer en el discurso ambiguo de su antecesor con relación a la inflación. Ya no se escucha hablar de multicausalidad. Por el contrario, el ministro ha reafirmado la teoría de que hace falta controlar el gasto para reducir la emisión de pesos, y sumar dólares para achicar las expectativas de devaluación. Hacia ese objetivo apunta ahora la gestión, aunque subsiste un lógico grado de incertidumbre sobre qué tan profundo podrá pasar el bisturí.

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