OPINIÓN

Economía del conocimiento: la misión argentina de enriquecer a Uruguay

La industria del conocimiento, y la contraparte económica de este fenómeno conocida como Economía del Conocimiento, conforman sin dudas uno de los motores más grandes de crecimiento a nivel mundial. La relevancia de la industria de servicios trasnacionales es imposible de ignorar, comenzando por el hecho de que las empresas más valiosas del mundo ya no tienen humo saliendo de las chimeneas de sus fábricas.

Este tipo de noción anticuada de la industria sigue siendo relevante únicamente en economías relegadas, mientras que las más avanzadas han comprendido desde hace años que la economía del conocimiento es cuasi alquímica. Mientras civilizaciones que nos precedieron invertían en hechiceros que pudieran transmutar metales, las nuevas lo hacen en exportadores de servicios. Y es que de alguna manera son el segmento económico que puede transformar "aire en oro".

Los exportadores de conocimiento generan divisas a cambio de su inteligencia, de los productos digitales que con ella crean y de su capacidad para resolver problemas. No consumen energía, no contaminan, no utilizan el suelo, no intervienen la plaza laboral siendo que sus clientes se encuentran en el exterior, y no hacen otra cosa que contribuir a las economías de los países en los que viven, sin retirar de ellas nada a cambio.

El exportador de servicios como "residente perfecto" es algo que la gran mayoría de los países comprende. Es por esto que cuando escuchamos discursos o leemos artículos de políticos hablando respecto de estos temas, pareciera que tienen en claro que es un segmento vital de la economía para desarrollar y atraer.

Luego de esos discursos, cuando vemos medidas concretas y objetivas que toman los distintos gobiernos respecto de hacer crecer este segmento, resulta evidente que a los exportadores de servicios hay países que los atraen y países que los expulsan. De alguna manera terminan complementándose como si los que los expulsaran y los que los atraen trabajaran en conjunto con el objetivo de enriquecer las economías de los segundos.

En Argentina mucho se habla de la economía del conocimiento, pero las medidas que toman son absolutamente contraproducentes y únicamente contribuyen a la expulsión de los profesionales. Por el contrario, Uruguay procura atraerlos con medidas reales y concretas.

La reciente Ley de Economía del Conocimiento argentina tiene, a mi juicio, efectos nulos respecto de aportar cualquier tipo de incentivo a este segmento. La realidad es que mientras en Argentina al exportador de servicios se lo obliga a pesificar sus ganancias a una cotización vil, en Uruguay se le permite conservar sus dólares en el exterior.

La realidad es que en Argentina una vez pesificados los ingresos a una cotización vil, no se permite volver a dolarizar aun asumiendo tremenda pérdida y en Uruguay no existen restricciones cambiarias.

La realidad es que mientras en Argentina se grava la renta de los exportadores de servicios con un sistema de imposición mundial, en Uruguay el sistema de imposición es territorial.

La realidad es que mientras en Argentina el Impuesto a las Ganancias para los pequeños exportadores de servicios es del 35%, en Uruguay el régimen análogo al que podrían acceder no superaría el 12.5%.

La realidad es que mientras en Argentina el impuesto a los Bienes Personales en el exterior sumado al de las "Grandes Fortunas" puede gravar el capital en el exterior al 7% o más, y en Uruguay correspondería el 0%.

Y podría seguir.

A modo de resumen, es fundamental comprender que el exportador de servicios argentino no tiene ningún tipo de complicación a la hora de emigrar, ya que sus bienes de capital están en su mente. Las pequeñas empresas exportadoras de servicios que pueden hacerlo evalúan sus opciones de re localización de acuerdo a la normativa vigente, es decir, emigran las empresas pero no los accionistas. Otros exportadores prefieren también emigrar sus empresas y a sus personas físicas hacia economías donde son bien recibidos.

Mientras no exista una reforma profunda del sistema que al menos iguale las ventajas que propone Uruguay, Argentina está en una pelea que no puede ni soñar empezar a ganar. Y hasta que estas reformas sucedan, las medidas argentinas únicamente enriquecerán la economía uruguaya. 

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Comentarios

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  • EES

    Ezequiel Eliano Sombory

    07/04/21

    Esta nota no tiene ningún sentido. Antes el paraíso liberal era Chile, despues q explotó ahora es "Uruguay". El mundo va al revés de lo que plantea ANDRÉS BURECOVICS. Ayer la presidenta de la FED dijo q hay q empezar a cobrar impuesto a las grandes fortunas. Que dicho sea el paso es una imoralidad en no cobrarle a los multimillonarios q cada vez concentar mas riquiza. Por otro lado la nota tiene una mirada sólo fiscalista muy sesgada. Las empresas no solo ven +/- presión fiscal tambien miran otras cosas. Como la capacidad instalada formación de RRHH. Mercado Libre y otras empresas siguen empleando en argentina gracias a que sus universidades públicas generar una gran cantidad de profesionales de calidad. Mas q en cualquier otro país de Lationamerica. Que hay una excesiva presión fiscal es cierto, pero tampoco caer en esta idea q bajar impuesto es la panacea. Aveces desfinancias al estado y es menos ayuda a serctor q hoy lo necesitan

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