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Déficit e inflación, dos escollos para sortear antes de la moneda común

Argentina y Brasil sueñan con una moneda común. Una suerte de empoderamiento del Mercosur para reemplazar al dólar de las transacciones bilaterales.

La idea secundaria es que una vez puesta en marcha la moneda común, el resto de los países de Sudamérica se sumen al proyecto y el Mercosur funcione en su justa medida cómo funciona la Unión Europea, sin fronteras y con una moneda única.

El plan, que se discutirá en la cumbre de la CELAC que se desarrolla en Buenos Aires por estos días, se centrará en cómo una nueva moneda que Brasil sugiere llamar "sur" podría impulsar el comercio regional y reducir la dependencia del dólar.

"Habrá una decisión de comenzar a estudiar los parámetros necesarios para una moneda común, que incluye todo, desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de la economía y el papel de los bancos centrales", había señalado el ministro de Economía, Sergio Massa, al diario británico Financial Times, que lo destacó en su edición del domingo pasado y que luego también reprodujo la agencia Reuters. "Sería un estudio de los mecanismos de integración", dijo Massa, que admitió que en principio la nueva moneda actuaría en forma paralela al real y el peso.

"No quiero crear falsas expectativas. Es el primer paso de un largo camino", advirtió Massa, quien recordó que los procesos pueden ser muy "elásticos" y que en el caso de la conformación del euro, llevó 35 años.

La idea ya se había discutido en 2019, pero había recibido el rechazo contundente del Banco Central de Brasil, por parte de la conducción de ese momento.

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Si bien el proyecto está en sus inicios, los analistas económicos aseguran que para tener una moneda común la Argentina y Brasil deben calibrar sus economías.

En el caso de Argentina hay tres factores, por lo menos, que implican un trabajo serio a desarrollar antes de contar con una moneda común. Primero es cómo la Argentina logra ordenar sus cuentas fiscales para dejar de financiar su déficit con emisión o deuda. Una de las opciones es crecer a tasas más altas y de forma sostenida durante un largo tiempo. Pero crecer también implica aumentar importaciones para el ingreso de bienes de capital o también de piezas para terminar el armado de productos en el país. En este sentido la Argentina tiene un déficit comercial con Brasil difícil de dar vuelta o empatar.

A este cuadro los analistas le agregan una inflación que tiene la Argentina pero que no está presente en el país vecino.

En definitiva, todos temas a resolver. Tal vez esta semana con Lula en el país la moneda única logre al menos sentar las bases de un proyecto nada fácil de concretar.

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