Debíamos volver a la ley

¡No hay dudas que la mayoría estamos en contra de las reelecciones eternas e indefinidas! Entonces si en eso estamos de acuerdo, ¿por qué hoy encontramos tantas diferencias y confusiones?

Cuando el Congreso sanciona una ley que a todos nos interesa, por ejemplo, por su espíritu democrático, como es este caso, la celebramos y recordamos. Pero, seguidamente, lo que desconocemos es su reglamentación. Ningún ciudadano toma el mate de la mañana leyendo el Boletín Oficial analizando la reglamentación de las leyes. Por ello, es muy importante, que realicemos este pequeño, pero profundo análisis.

La ley que buscaba impedir las reelecciones eternas en los cargos electivos en Provincia de Buenos Aires, se aprobó en el 2016 con un gran apoyo (2/3 de la Cámara) porque venía a fortalecer el sistema democrático asegurando la alternancia en el poder. Pero al momento de la reglamentación, la ley perdió todo su espíritu. En el decreto que la reglamenta con fecha 10 de abril de 2019, aparece la deficiencia, favoreciendo a barones kirchneristas del conurbano. 

Esta reglamentación nunca debió haber existido porque transformó el espíritu de la ley y porque permitió a los barones encontrarle la trampa: si pedían licencia, dejaba de correr la continuidad, y fue así como muchos al pedirla consiguieron una nueva reelección, mecanismo que usarían eternamente, con renuncias previas, pero manteniéndose siempre en el poder dejándolo en manos de hijos, esposas, aliados políticos.

Dos decenas de intendentes peronistas del conurbano utilizaron durante el 2021 este mecanismo para tener indeterminadas reelecciones. Ninguno de Juntos por el Cambio.

El proyecto presentado y aprobado recientemente eliminó esa reglamentación, consiguiendo rescatar el espíritu original de la ley de 2016, introduciendo una clausula cerrojo: quien haya asumido el segundo mandato, queda automáticamente excluido de postularse a una nueva elección. Por ello, es un error considerar que Juntos por el Cambio votó la reelección indefinida. 

Lo que sí debemos analizar es que aquellos del espacio que no apoyaron el proyecto, con un discurso anclado en la ley del 2016 y sosteniendo una reglamentación equivoca, son los mismos que la reglamentaron, dando apoyo a una reelección eterna encubierta.

Ahora, todos los intendentes que tenían las intenciones de mantenerse por siempre en el poder, van a tener que empezar a pensar quiénes los van a suceder. Ese sucesor o sucesora deberá construir legitimidad real con el electorado, y sin reelecciones eternas el clientelismo empieza a perder eficacia.

El proyecto recientemente votado, en realidad consiguió reforzar el espíritu noble de la ley 2016, y eliminar una reglamentación que permitía en forma encubierta la reelección indefinida, decretada por aquellos que cambiaron sus convicciones entre la declaración de la ley en 2016 y la reglamentación en 2019.

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