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Argentina, el subcampeón sudamericano de inflación

La pandemia había disparado los precios en el mundo, pero cuando las vacunas empezaban a controlar el coronavirus y todo parecía volver a la normalidad, estalló la guerra en Ucrania. El resultado económico es un planeta con precios más altos, debido entre otras cosas, al salto en el valor de las commodities.

Estados Unidos tiene la mayor inflación de los últimos 40 años. En Europa se registran aumentos de precios que no estaban en los cálculos de ningún ministro de Economía. Y en América latina, si bien la inflación se hace presente en todos los países, en Venezuela y la Argentina se manifiesta con subas mensuales que superan las anuales de muchos estados.

Las marcas interanuales muestran a Venezuela en la primera posición con el 167,2%, seguida por la Argentina (60,7%), Brasil (11,73%), Chile (11,5%), Paraguay (11,4%), Uruguay (9,37%), Colombia (9,07%), Perú (8,09%), Ecuador (2,24%) y Bolivia (1,41%).

La inflación de mayo fue inferior a la de abril en ocho de los diez países de América del Sur, con las excepciones de Bolivia y Venezuela, en tanto no puede establecerse una tendencia definida en la región en la medición interanual, en la que hubo cuatro alzas, cinco descensos y el caso de Uruguay que mantuvo sin cambios el índice del mes anterior, describió la agencia de noticias Télam.

En el caso de la Argentina, el problema es recurrente. Es decir, la pandemia y la guerra sólo provocaron un aumento más en un índice que ya estaba alto.

También es cierto que la inflación castiga más a los sectores más postergados. Pero al mismo tiempo, los sectores más postergados son los que necesitan mayor ayuda del Estado. Y el Estado, para tratar de paliar la situación, asiste con planes y subsidios.

¿Pero son los planes y los subsidios el principal gasto del Estado? La respuesta es no.

El sistema previsional argentino se lleva las mayores erogaciones de un Estado que no puede con todo y donde recortar gastos es entre delicado y difícil. Hoy son cada vez más los aportantes que se necesitan para mantener a un jubilado. Y los jubilados cobran por debajo de la línea de pobreza.

Hay otra situación preocupante. Más del 40% de la economía argentina es informal y a ese número se suma la desocupación. Es decir, hay miles de argentinos que no están en condiciones de aportar y por ende, con la lupa de hoy, el futuro del gasto empeora.

Generar las condiciones para aumentar las inversiones y el ingreso de dólares y eliminar subsidios a los que no los necesitan, es tal vez el camino para que la Argentina, que tiene más de la mitad de sus niños en situación de pobreza, pueda tener una baja de inflación con inclusión social.

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