¿Sueñan los presidentes con ministros eléctricos?

Con los avances de la inteligencia artificial, el momento en que un ingenio mecánico comience a tomar las decisiones cada vez está más cerca.

Es el juego de las sillas pero al revés: todos corren para evitar sentarse en ella. Hablo de esa enclenque poltrona imaginaria que ocupa el ministro de Economía (ahora es de Hacienda, lo sé). Cómo será la cosa que ya desfilaron 127 nombres en los 165 años de gobiernos argentinos (contando desde 1854); cómo será que pudimos comprobar muchas veces que los talibanes de la teoría pasaban a un gradualismo pragmático sin mediar demasiada explicación.

Una posible solución es reemplazar a algunos ministros clave, en un futuro cercano, por robots o una gran inteligencia artificial (IA). Lo digo en serio. En el viejo continente, una de cada cuatro personas quiere que sus políticos sean reemplazados por la inteligencia artificial, de acuerdo a un estudio de la IE University de España. Uno solo puede imaginarse los resultados de una encuesta similar entre los ciudadanos argentinos.

En el viejo continente, una de cada cuatro personas quiere que sus políticos sean reemplazados por la inteligencia artificial

Y existe un antecedente literario: hace 43 años, Isaac Asimov, el buen doctor ruso-estadounidense de la ciencia ficción, publicó un cuento - El incidente del tricentenario , ambientado en 2176- en el que cuenta cómo un presidente de los Estados Unidos, amoral y cínico, es reemplazado por una criatura artificial que resulta ser un dechado de virtudes con un único objetivo en mente, mejorar la vida de la población. Como nota al pie diré que la capacidad de predicción de la ficción científica nunca deja de sorprenderme.

De regreso en el mundo real, tuve la oportunidad de preguntarle a dos expertos, uno de afuera y otro local, sobre la posibilidad de que la IA, en cualquiera de sus formas, reemplace a algunos funcionarios públicos y que decidan lo que es mejor para todos. Una especie de Skynet del bien, digamos. 

Steve Omohundro es un científico informático estadounidense con título de grado en física y matemática de la Stanford University. Es experto en sistemas y fundador de Self-Aware Systems, un think tank que trabaja para que el desarrollo de una IA provechosa para todos. Además, co-lideró al equipo de estudiantes que, en 1988, imaginó una tablet, con pantalla touch y todo, y con ello ganó un concurso de Apple -que la empresa lanzaría 22 años después-.

Él me dijo que “la IA puede desarrollar modelos cada vez más complejos, y muy superiores a los econométricos , para “simular políticas posibles -como aumentar los impuestos- y medir que cosas funcionan y que cosas no . Estas simulaciones se pueden hacer en distintas escalas, sea para una ciudad o un país y se pueden medir e ir cambiando diferentes variables. “La IA puede ayudar a los políticos a superar sus propios sesgos, particularmente en el largo plazo porque es difícil para el ser humano ir más allá de lo que hay alrededor suyo , explicó. Un caso de éxito, agregó, es China, que usa la IA para medir y predecir lo que hacen y harán sus ciudadanos. "Aunque eso no es algo necesariamente bueno , aclaró.

La IA puede ayudar a los políticos a superar sus propios sesgos, particularmente en el largo plazo

Por su parte, Nelson Ponzoni Cuadra es especialista en IA de la Universidad Nacional del Litoral y profesor en la carrera de Ingeniería informática de la UADE, y planteó que ni los robots ni la inteligencia artificial van a reemplazar a los seres humanos que tienen que decidir sobre medidas que afectan a miles y millones de personas. “Hay que tener cuidado -advirtió Ponzoni Cuadra-. Ya estamos viendo los accidentes provocados por los autos autónomos.

Como sea, es difícil decirlo hoy: el viaje en el tiempo todavía no fue inventado (excepto el que va hacia adelante, de ese imposible escapar). Pero tal vez, para cuando lleguemos al tricentenario argentino en 3010, nuestro ministro de Economía número 300 sea un robot. En el supuesto caso, claro está, de que esta entelequia llamada Argentina continúe existiendo.

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